Diario de un senador.
Mundo Diario. Sábado, 24 de Septiembre de 1977.
Usuarios anormales.
En el pregón de la fiesta de la Merced, Josep Benet ha dicho que el municipio barcelonés «ha sido considerado sólo como materia prima para enriquecimiento de los especuladores, que han hecho de la nueva ciudad un inmenso arrabal de mano de obra».
Yo pedí a Jaime Carvajal Urquijo, senador y consejero de la Compañía Telefónica Nacional de España, que ayudara a resolver las deficiencias en el servicio ocasionadas por el cierre de locutorios en los grandes barrios obreros y de inmigrados de Barcelona. Me contestó muy atento que pasaba el problema al Consejero Delegado. Hoy me llega el resultado:
«1.º La Compañía Telefónica no cierra los locutorios por razones de mayor o menor rentabilidad de los mismos, sino como consecuencia lógica y directa del esfuerzo inversor realizado para las automatizaciones, y, disponer de aparatos públicos de acceso total a las redes Urbana, Interurbana e Internacional que permiten dar servicio mejor y más completo al usuario normal.
2.º Esta política de automatización y supresión de locutorios no es privativa de Barcelona, su ámbito es nacional.
3.º El cambio de locutorio por las cabinas con aparatos de acceso total permite dar servicio durante las 24 horas del día todos los días del año, en vez del locutorio que, como máximo, da servicio desde las 8 de la mañana a las 10 de la noche, dejando el resto del tiempo incomunicados a los usuarios. Todo ello sin necesidad de personal que se sacrifique haciendo turnos nocturnos o en días festivos y acortando los desplazamientos del usuario al poder distribuir las cabinas por toda el área».
Las otras afirmaciones que aparecían en el artículo firmado por el Sr. Xirinacs, son totalmente tendenciosas:
- La Compañía no explota directamente el locutorio y, por consiguiente, tampoco a las telefónicas (contratistas). El locutorio está contratado a comisión y, por tanto, es atribución del contratista el régimen de trabajo, vacaciones, Seguridad Social, etc.
- El contratista del locutorio cuando este se clausura no queda en la calle, en el sentido que figura en el artículo, recibe una indemnización que en el caso del locutorio de Verdún, origen del artículo, la cantidad que percibirá superará lo que percibe en régimen normal de trabajo durante dos años.
- La afirmación que se hace de que las cabinas son de mal material y que por eso están estropeadas muy a menudo es totalmente gratuita en cuanto a la calidad se refiere y, la permanencia en servicio o fuera de él, está en razón directa al civismo del usuario y al interés que alguien se tome en estropearlas.
Quedo a su disposición para cualquier aclaración o comentario sobre el tema.
Firma: Luis Rodríguez Castellà, Consejero Delegado.
Y yo añado: que los afectados juzguen.
Lluís M. Xirinacs.