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Los «Cien pasos de una vía de humanidad» de Lluís Maria Xirinacs.
Dolors Marin Tuyà.
Artículos publicados en la revista Penedès Econòmic.

Al servicio de este pueblo.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.

Diario de un senador.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.

Publicaciones:

Mundo alternativo.
Lluís Maria Xirinacs.

Pequeña historia de la moneda.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.

El capitalismo comunitario.
Agustí Chalaux de Subirà.

Un instrumento para construir la paz.
Agustí Chalaux de Subirà.

Leyendas semíticas sobre la banca.
Agustí Chalaux de Subirà.

Ensayo sobre Moneda, Mercado y Sociedad.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.

El poder del dinero.
Martí Olivella.

Introducción al Sistema General.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.

Gandhi y la perseverancia de la no violencia.

El Nacional. Logotipo.El Nacional. Domingo, 26 de noviembre de 2017.

La revuelta pacífica (2).

Gandhi y la perseverancia de la no-violencia.

Billete de la Índia con el rostro de Gandhi.Eduard Peris y Xavier Carmaniu.
La revuelta pacífica (segunda parte).
Foto: Pxhere.
El Nacional. Barcelona. Domingo, 26 de noviembre de 2017.
Tiempo estimado de lectura: 6 minutos.

En el primer artículo sobre la Estrategia de la Resistencia No Violenta (RNV) se expusieron los diez puntos en que se fundamenta. Ahora se desarrollarán mediante casos concretos, empezando por el más famoso de todos: el de Mohandas Karamchand Gandhi, que aplicó la RNV para conseguir la independencia de la Índia.

«El ideal de Gandhi, el apóstol más grande de nuestra época, triunfará, si no hoy, mañana». El autor de esta frase es Francesc Macià. Es parte del prólogo de la edición en catalán de la biografía de Gandhi escrita por el francés Romain Rolland. Macià prologaba la obra en 1930 desde Bruselas, donde se había refugiado después de los Hechos de Prats de Molló. Aquel libro es ahora un clásico, y las palabras de Macià fueron premonitorias de lo que pasaría en 1947, cuando Gandhi consiguió la independencia de la India después de muchos años de lucha.

Gandhi no era la figura frágil caricaturizada por Ben Kingsley en el cine, sino un hombre muy complejo –algunos lo calificarían de controvertido– y con una enorme capacidad para la estrategia que se sirvió para vencer al Imperio británico. El líder indio conocía su opresor como nadie. Había estudiado Derecho en Londres y pasó más de veinte años en las colonias británicas sudafricanas, donde puso en práctica la resistencia no violenta para luchar contra el entonces imperante racismo que él mismo sufrió a manos de los británicos. Pero a pesar de aplicar la no violencia en favor de los derechos sociales, Gandhi, por haber experimentado la guerra en el bando británico contra boers y zulúes, y como reclutador de soldados para el bando británico durante la primera Guerra Mundial, no negó más que la lucha armada también fuera efectiva. Paradójicamente, es esta experiencia la que le llevó a entender que la estrategia violenta seguramente no sería efectiva para obtener la independencia de la India. La fuerza militar del Imperio era manifiestamente superior para ser vencida con sus propias armas. Además, Gandhi no se fiaba de la lucha armada, dado que podía llegar a corromper moralmente los agentes implicados.

Sin embargo, Gandhi deja claro en sus escritos (casi 100 volúmenes de cerca de 500 páginas) que la RNV sólo es eficaz si se aplica con el coraje suficiente para afrontar la fuerza del enemigo, por muy desmedida que sea. Para Gandhi, el coraje era un valor supremo, y a nadie despreciaba más que a un cobarde. La no-violencia de Gandhi, conocida como Satyagraha, requería «ser no violento de pensamiento, palabra y acción». En caso de no disponer de suficiente coraje, Gandhi consideraba que era mejor de no hacer uso de la RNV; defendía que la gente tuviera la opción de usar el recurso de la violencia, dado que no había nada peor que enmascarar la cobardía detrás de la no-violencia.

Gandhi sabía que la RNV requería de tiempo para conseguir los objetivos propuestos. Aunque volvió de Sudáfrica en 1915 y puso en marcha sus primeras acciones de no violencia en 1920, la independencia no fue oficialmente conseguida hasta el 1947. La campaña fue larga e incluyó varias fases, siendo las acciones de 1920-22, la Marcha de la Sal de 1930 y el movimiento «Váyanse de la India» de 1942, algunas de las más conocidas. Estas acciones tuvieron muchos momentos álgidos, pero también momentos de gran frustración. Por ejemplo, el Congreso Nacional Indio declaró infructuosamente la independencia en 1930 (que no fue reconocida por ningún Estado europeo).

Gandhi entendía que la RNV debía ser implementada hasta las últimas consecuencias si quería alcanzar la victoria, independientemente de que el adversario hiciera un uso excesivo de la violencia. El líder indio era consciente –e incluso veía de buenos ojos– que sus acciones no sólo provocaran una reacción violenta del Imperio, sino que consideraba que aumentaban las posibilidades de victoria. Cuanto más fuerte es la represión ejercida por el adversario, más apoyo consigue la causa. El hecho de que él y miles de sus seguidores fueran a la cárcel de forma reiterativa era parte de la estrategia, dado que dejaba en evidencia al adversario y saturaba las instituciones penitenciarias. Uno de los casos más dramáticos ocurrió en 1919, cuando cientos de indios murieron masacrados en Amritsar a manos de las tropas británicas mientras se manifestaban pacíficamente. La violencia rompió un vínculo emocional y muchos indios se dieron cuenta que nunca más podrían sentirse parte del Imperio. El poeta Rabindranath Tagore –el primer Nobel de literatura no-europeo– renunció al título de sir como acto de protesta, afirmando que los europeos habían perdido el prestigio en Asia con esa acción criminal.

Una de las virtudes de Gandhiji –así lo llamaban sus seguidores–, era su capacidad de análisis estratégico. Antes de emprender cada campaña, estudiaba cuidadosamente el rival para identificar los pilares sobre los que se sustentaba su poder. Así, se dio cuenta de que la fuerza del Imperio dependía de la colaboración activa de la población autóctona. Consecuentemente, Gandhi orquestó a lo largo de los años multitud de acciones que debían tener un impacto concreto en la relación de poder entre los indios y los colonizadores británicos; acciones como por ejemplo de que los autóctonos se abstuvieran de consumir productos británicos (como el algodón y el alcohol) y favorecieran los elaborados en la India; que cesaran de trabajar en las instituciones del Imperio; que no pagaran impuestos; que boicotearan el sistema judicial colonial; que dieran la espalda a los colaboradores de los británicos y rehusaran recibir honores de Estado, entre muchos otros.

Una de las acciones más celebradas del movimiento fue la Marcha de la Sal. Cuando Gandhi anunció la idea, ni sus aliados ni los británicos no restaron muy impresionados, hasta el punto de que el virrey de la India dijo que «una potencial campaña contra la sal no le perturbaba el sueño». Pero Gandhi había identificado una causa extremadamente potente. El monopolio de la sal no sólo era uno de los pilares económicos del imperio –representando casi el diez por ciento de los ingresos de los británicos– sino que también tenía un fuerte valor simbólico, porque la gente dependía de ella para sobrevivir. La sal era un objetivo específico que todos los indios podían entender, especialmente cuando se compara a conceptos más abstractos como pedir «más derechos», «más libertad» o «más democracia».

Gandhi comenzó a andar el 12 de marzo de 1930 partiendo de su casa acompañado de un puñado de amigos, y llegó en el Océano Índico el 6 de abril, después de caminar 390 kilómetros, llegando acompañado de miles de seguidores. Una vez allí, se puso a fabricar sal, siendo inmediatamente imitado en todo el país. Solo días después de llegar a la mar, Gandhi se fue hacia Djarasana, una de las minas de sal más importantes del país. El virrey encarceló a Gandhi inmediatamente y avisó que se haría uso de la violencia para detener a los manifestantes, pero éstos siguieron marchando a conciencia hasta que los soldados los dispersaron agrediendo con unos látigos de cabezas de acero. A pesar de las 80.000 detenciones que los británicos hicieron contra aquellos que osaron romper el monopolio de la sal, la campaña se convirtió en un catalizador para movilizar a la ciudadanía, que entendió que el Imperio no era imbatible a pesar de su capacidad opresora. La prensa internacional se hizo eco de la brutalidad británica, impresionada por el comportamiento no-violento de los indios. El evento apareció en un millar de medios internacionales e incluso la prestigiosa revista americana Time eligió a Gandhi como «Personaje del Año» de 1930.

Gandhi y la causa india ya estaban en el mapa de la actualidad mundial, y a medida que pasaban los años y los indios se mantenían mayoritariamente fieles a la estrategia de la RNV, los ingleses perdieron fuerza, hasta que llegó la Segunda Guerra mundial. A pesar de pedir la ayuda de los indios contra las fuerzas del Eje, Gandhi entendió que los británicos no tendrían la fuerza suficiente para resistir otra campaña de no violencia, y rehusó colaborar con los británicos. Lanzó la campaña «Váyanse de la India», esgrimiendo que no podía apoyar a una nación que defendía la democracia en la esfera mundial pero no los derechos de los indios. Aunque los británicos encarcelaron Gandhi y más de 50.000 de sus conciudadanos, debilitados por la Guerra, perdieron la capacidad de controlar a la población india, y finalmente prometieron la independencia de la India.

Mohandas Gandhi había alcanzado la victoria contra un adversario mucho más poderoso que él. Pero sólo lo consiguió porque supo enfrentarse a ellos con una persistencia inquebrantable (al menos treinta años), un cuidado análisis estratégico que lo trajo a llevar a cabo acciones concretas con rigidez militar y, sobre todo, con un coraje feroz que le permitió hacer frente a la brutalidad de una gran potencia europea sin desfallecer nunca.

Eduard Peris Deprez Es especialista en estudios de la guerra y doctorando del King’s College (Londres) @misterperis. Xavier Carmaniu Mainadé Es doctor en Historia Contemporánea @Xaviercarmaniu

Enlace del artículo original en catalán:

http://www.elnacional.cat/ca/politica/no-violencia-gandhi-independencia-india_215808_102.html


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