Al servicio de este pueblo.
Avui. Jueves, 4 de Enero de 1979. Página 5.
Nuevas elecciones generales.
La coalición del consenso, formada por UCD, PSOE-PSC, PCE-PSUC y CDC, obtuvo en las elecciones del 15 de Junio de 1977, si la memoria me es fiel, más de un ochenta por ciento de los votos. Esta misma coalición, en el referéndum del 6 de Diciembre de 1978, un año y medio más tarde, no llegó al sesenta por ciento de los votos. Por el camino perdieron un veinte por ciento de votos.
Si Suárez no hubiera querido disolver las Cortes, tal vez, por elegancia democrática, todos los parlamentarios del consenso deberían pedir esta disolución. Da vergüenza de ver el desfase escandaloso que ha habido entre la voluntad parlamentaria y la voluntad popular a la hora de votar la Constitución. La coalición del consenso obtuvo en las votaciones de las dos Cámaras a la totalidad de la Constitución en torno al noventa y cinco por ciento de los votos afirmativos y en la calle no llegó al sesenta por ciento. La diferencia es de un treinta y cinco por ciento. ¿Cómo estos parlamentarios pueden continuar considerándose representantes legítimos del pueblo? ¿No es cierto que si, en la campaña electoral del 15 de junio, ciertos partidos materialistas, federales, republicanos, nacionalistas, socialistas, hubieran dicho sí público que, en la Constitución, votarían a favor de una mención privilegiada a la Iglesia católica, a favor de una exigua descentralización administrativa, de la monarquía, de la patria una e indivisible, de la libertad de empresa en una economía de mercado, tal vez no habrían recogido los votos que antes recogieron?
Ahora tenemos a la vista unas nuevas elecciones. ¿Quién se llevará aquel veinte por ciento que mencionaba más arriba, o este treinta y cinco por ciento a que me refería anteriormente?
Se hará difícil que los mismos partidos del 15 de Junio vuelvan a utilizar los mismos recursos programáticos entonces. No creo que despierte credibilidad la referencia a la nacionalidad catalana, a los derechos de los trabajadores, a los derechos de la mujer, los minusválidos, los jubilados, los parados.
La imposibilidad de resolver estos problemas por parte de la izquierda parlamentaria es comprensible. Lo que el pueblo no comprende es que estas fuerzas no protestaran, sino avalaran con su voto afirmativo un gobierno responsable de detener las nacionalidades, de rebajar el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores, de prescindir de los derechos de la mujer, de los minusválidos, de los jubilados y de tantos y tantos marginados, de aumentar el número de los parados, etc.
Espero que estos partidos de izquierda no impedirán la formación de candidaturas nuevas para que los ciudadanos puedan elegir una alternativa de izquierda.
Lluís M. Xirinacs.