Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 30 de Diciembre de 1978. Página 7.
Abstención ante el Estatuto.
Quizás, cuando salgan estas letras, ya no seré senador. Las informaciones políticas bombardean nuestras orejas. Los hechos se precipitan. Suárez disuelve las Cortes según sus conveniencias. Y las disuelve inmediatamente después de que la Constitución es promulgada en el Boletín Oficial del Estado. No deja respirar a nadie.
Los parlamentarios catalanes están envueltos en el problema de la aprobación y de la presentación del proyecto de Estatuto. El presidente quiere algunos cambios. Los parlamentarios partidarios de la redacción actual frisan para llegar a la aprobación y la presentación en la Comisión Constitucional del Congreso de Madrid a tiempo antes de ser oficialmente disueltos por Suárez.
Son las dos de la tarde del viernes. El Consejo de la Generalitat está reunido desde las diez de la mañana. La Comisión de los Veinte se ha añadido a las doce. En este momento aún no se ha terminado la reunión. Se supone que por la tarde nos reuniremos todos los parlamentarios catalanes. En este sentido me acaba de llegar un telegrama firmado por Josep M. Bricall, secretario general de la presidencia.
Prisas. Prisas. Prisas. Política coyuntural. Política de oportunidades. Escucho por radio unas declaraciones del diputado Solé Tura: «Llegamos a tiempo». Otras declaraciones del diputado Arana: «Votaré no al Estatuto si no se acepta la representación comarcal en el primer Parlamento de Cataluña». Parece que Tarradellas quiere añadir algo al preámbulo del Estatuto que lo deje abierto a futuros cambios.
Esta tarde tendré que votar la totalidad del proyecto de Estatuto. Una decisión no coyuntural, no oportunista, decidida sin prisas, después de meses de meditación. Votaré abstención. Con más dolor del que sufría al votar no a la Constitución en el Senado.
La razón profunda es que no puedo aceptar un texto que olvida la soberanía de los catalanes. Se añade una razón accidental: No se ha negociado bien, ni en la Constitución, ni en el Estatuto. Los responsables han sido demasiado débiles y, a veces, han antepuesto los intereses de partido a los intereses generales.
Podíamos haber obtenido mucho más. Sobre un tema tan trascendental se ha llevado una política mediocre. Pero no puedo decir no a la posible devolución de un cierto poder a Cataluña.
Lluís M. Xirinacs.