Al servicio de este pueblo.
Avui. Miércoles, 20 de Diciembre de 1978. Página 5.
Lengua (I).
El Estatuto se ha tenido que hacer dentro las paredes inexorables del túnel de la Constitución. En el estrecho espacio del túnel, las diferentes fuerzas catalanas representadas en el Parlamento de Madrid se habían dividido en la cuestión de la lengua. El debate fue aplazado y, finalmente, el viernes pasado (15-12-1978) se encontró una forma de consenso que fue aprobada con el voto afirmativo de todos los parlamentarios, salvo una abstención, la mia.
La gente me pregunta por qué. Habrá que explicarlo.
El apartado primero dice: «La lengua propia de Cataluña es el catalán». Es una afirmación muy positiva, pero vaga e imprecisa. ¿Qué significa «propia» en un texto legal? Sin embargo, este apartado me complace y votaría «sí» si se hubiera votado por separado.
El apartado segundo dice: «El idioma catalán es oficial en Cataluña, así como también lo es el castellano, oficial en todo el Estado español».
Ya sabía yo que este apartado no podía ser redactado de otra manera sin lesionar las paredes del túnel constitucional. Mi abstención se debe a que en todo el Estatuto me he abstenido cuando la Constitución recorta cosas que considero irrenunciables. He querido que, como mínimo, un representante catalán dejara constancia con su voto de la protesta de los catalanes: el castellano es oficial en Cataluña por derecho de conquista, por imposición desde Madrid, como siempre. Mi enmienda al artículo 3 de la Constitución decía: «Las lenguas oficiales de la confederación española serán aquellas que sean oficiales en cada Estado». Y en el Estado catalán le correspondería fijar libremente las suyas. Ahora no. Hay que obedecer.
Mi opinión es que el idioma oficial de Cataluña es el catalán. Si fuéramos a Navarra, donde el territorio tiene en la parte del sur un área de autóctonos exclusivamente castellanohablantes, propugnaría la cooficialidad.
Aquí no tenemos áreas exclusivas de autóctonos castellanohablantes. Poner el castellano oficial en esta ley fundamental nuestra qué es el Estatuto, es distorcedor, peligroso, disgregador.
Pero tengo en cuenta la gran cantidad de inmigrantes de habla castellana, gallega, etc. Y es un deber de los catalanes respetarlos su lengua materna.
Por un largo proceso de generaciones, en libertad, es muy posible que sus descendientes lleguen a poseer el catalán como lengua materna. Mientras no llega eso, ni a nivel particular en el trato de cada día con los vecinos catalanes, en la oficina, en la escuela, etc., ni a nivel oficial, es necesario que no encuentren dificultades a ser atendidos. A nivel particular ellos y nosotros tenemos que esforzarnos a entendernos y traducirnos; sin presionar a nadie a nadie debemos hacer escuela para ellos donde se enseñe en su idioma. A nivel oficial es necesario que en todos los servicios públicos existan funcionarios que faciliten las traducciones necesarias, tantas veces como sea necesario y durante los años o siglos que sean necesarias, hasta que, libremente, la gran cantidad de inmigrantes, mayoritariamente, haga suya desde hogar la lengua catalana.
Creo que hay que ser inexorable en la oficialidad única del catalán en Cataluña y creo que hay que ser inexorable en las atenciones a las lenguas maternas de los trabajadores inmigrados.
Lluís M. Xirinacs.