Al servicio de este pueblo.
Avui. Viernes, 15 de Diciembre de 1978. Página 5.
La reforma de las provincias catalanas.
Una vez más las izquierdas de la Asamblea de Parlamentarios del Principado de Cataluña se ponen nerviosas ante un debate sobre las comarcas.
Y con su nerviosismo sirven en bandeja a la derecha la iniciativa de la defensa de las comarcas. Un amigo de Olot me decía: «Verás como la intransigencia de las izquierdas parlamentarias catalanas hará que en Madrid la UCD se apunte el tanto de concedernos las comarcas».
Me cuesta pensar que las izquierdas en Cataluña son anticatalanas y quieren regalar las comarcas a unas derechas españolas para consumar, en una operación combinada de izquierdas y derechas, la confrontación entre capital y comarcas que llevaría al país a su anulación.
Anton Cañellas presentó una enmienda al Estatuto que proponía la sustitución de las actuales provincias por las divisiones territoriales propias de Cataluña, «que acuerde la Generalitat», que funcionarían en Cataluña con el nombre propio tradicional y, en vista en Madrid, como nuevas «provincias catalanas» y, por tanto, como circunscripciones electorales para el Senado y para el Congreso.
La propuesta era muy inteligente. Si la Constitución acepta otras divisiones territoriales históricas, ¿Por qué no considerarlas nuevas provincias? Cañellas, ERC, CDC y yo, once votos a favor. UCD, cuatro votos de abstención. Socialistas, comunistas y Entesa, veintidós votos en contra.
La nota curiosa fue que después de debates amplios anteriores, la mesa, al llegar a esta enmienda avisó que, por cuestiones de tiempo, sólo habría un turno a favor y uno en contra «como está Mandado».
Amigos parlamentarios de la izquierda: se acerca el debate sobre la disposición transitoria quinta que regula las elecciones al primer Parlamento del Principado de Cataluña. Las comarcas hierven inquietas. Tienen los ojos fijos en nuestras deliberaciones. Pensémoslo bien. No podemos oponer el martillo de las tierras industriales de nuestro palos a la hoz de las tierras de la agricultura.
No apliquemos esquemas foráneos a realidades nuestras. Es necesario que las izquierdas se abran generosas a la triste, pobre y desgraciada tierra de olvido.
Lluís M. Xirinacs.