Al servicio de este pueblo.
Avui. Jueves, 30 de Noviembre de 1978. Página 6.
Hora de callar.
Cada día el espacio fiel de esta columna recoge las impresiones de un hombre que los azares de la vida han puesto en una situación muy peculiar. Alegrías y tristezas, altos y bajos de la vida política y social quedan plasmados en letras de imprenta, como un diario íntimo y estimado que sólo se enseña a los amigos, en este caso, mi pueblo.
Ayer, tuvo lugar un debate general de los parlamentarios catalanes sobre el anteproyecto de Estatuto. Los oradores mostraban la emoción del momento histórico. Una vez más la historia permitía a los catalanes de redactar un Estatuto propio.
Agradezco a los responsables que a la hora de distribuir turnos de palabras se tuviera en cuenta mi condición de independiente y se me concediera un turno. No siempre ocurre así. Y la mala suerte fue que esta vez que se me concedía la palabra sin haberla pedido me sorprendiera en una situación de desilusión, decepción y depresión. Creo que comulgo con un estado muy general en el país.
Pobre Estatuto nuestro, que sale jorobado y contrahecho, porque se está gestando en el seno materno de una Constitución estrecha de huesos. ¡Qué pena me das!
He callado. Habría estropeado la fiesta de frases históricas. No quiero decir nada. Sólo he presentado la enmienda a la totalidad preparada por el PSAN. Algunos partidos se me han echado encima diciendo que si pensaba que el Estatuto tenía que hacerlo solo, o que si pretendía hacer oportunismo.
Cumplido el servicio, he vuelto a callar. Después de la sesión he preguntado a los opositores si hacer de oposición derrotada era un ataque a la democracia. Si esto también entraba dentro de las prohibiciones. Mientras tanto, España gasta mil setecientos millones de pesetas de todos para decirnos que votemos, lo que no queremos todos, y la Generalitat de Cataluña gasta ciento cincuenta millones de pesetas de todos para decirnos que votemos sí, algo que todavía quiere menos gente. La Generalitat valenciana dice que imitará la nuestra. Los ejemplos…
En las larguísimas intervenciones de los parlamentarios en la televisión, que yo sepa, al no de la Izquierda sólo se le dedicó un minuto y medio. Me lo concedieron a mí. Me negué a explicar nada.
Lluís M. Xirinacs.