Al servicio de este pueblo.
Avui. Miércoles, 29 de Noviembre de 1978. Página 5.
Trabajo total.
Cada mañana, al igual que cuando me lavo la cara, me reflejo en la sección, tan humana, de Josep Maria Espinàs «A la vora de...» («Al borde de...») Y como hago de político, el domingo me entretuve especialmente en el espejo titulado «Polítics massa emmirallats» («Políticos demasiado reflejados»). He defendido, también, en esta columnita mia diaria, que no conviene confundir un político con un técnico, que hay que huir de la tecnocracia y, sin embargo, la idea de que el político debe ser un técnico está muy extendida, tanto entre los hombres que se consideran políticos como entre los que no se consideran.
Hay que ir al teatro. Hay que visitar exposiciones de pintura, nos dice Espinàs. Hace un mes fui a ver Home amb Blues (Hombre con Blues) en Horta. Un espectáculo interesantísimo y hecho en una barriada. No era el público habitual del Liceu. Fui con amigos. Es un prodigio de literatura, música, mímica y danza. Al finalizar, los actores y músicos dieron las manos a los espectadores y nos invitaron a saltar al escenario donde se inició un baile espontáneo, mezclados actores y público. No sé bailar, pero también bailé.
Hace una semana que fui a ver los óleos exquisitos de luminosidad de Mercè Junoy sobre el Montseny, la montaña de las amatistas. Poco a poco, fui absorbiendo el lenguaje sencillo y enérgico de todas aquellas ventanas abiertas a la naturaleza terrenal interpretada por la naturaleza humana de la artista. Al terminar, la pintora me daba las gracias de haberle hecho la visita, «siempre tan ocupado». Era yo quien le debía agradecer haberme hecho más político, porque me había hecho más hombre.
Dice Espinàs, afinando al máximo: «Como vuestro trabajo es un trabajo total que ha de ofrecer a una gran variedad de hombres, el político debe conservar y estimular su condición de uno entre muchos».
Pero, Josep Maria, piensa que no se puede ir al teatro porque multitud de personas te embisten para pedirte cosas, para preguntarte «cómo van las cosas». No puedes ir al cine, al restaurante, al fútbol. No puedes ir en taxi, en metro o en autobús, ni caminar por la calle. El país tiene unos déficits tan grandes en todos los aspectos, que si te ve la gente te come vivo. Y los políticos nos escondemos para sobrevivir. Y la gente se queja.
Sin embargo, te expreso mi agradecimiento por esta profunda definición de la política: un trabajo total. Decía Heidegger que siempre que aparece la palabra «todo» o la palabra «total» se está tocando el corazón del universo, la máxima profundidad metafísica y mística del hombre.
La gente se especializa en una cosa o en otra. A mí siempre me ha atraído la especialización al servicio del «todo».
Lluís M. Xirinacs.
