Al servicio de este pueblo.
Avui. Domingo, 26 de Noviembre de 1978. Página 6.
Prensa sin serenidad.
Estoy absorbido en el centro de un gran chupador político. Las aguas políticas han puesto a girar vertiginosamente alrededor de un punto: el terrorismo, y me quieren engullir. Acerca de mis declaraciones sobre el atentado contra el juez Mateu Cànoves que le ocasionó la muerte, un grupo de periódicos se han lanzado contra mí. El «Diario de Barcelona», «El País», «El Noticiero Universal» y «El Periódico» alzan la voz contra mí. «Mundo Diario» comprende la hipócrita jugada y se ríe un poco de ellos.
¿Quien mejor que un no violento para juzgar la violencia? Yo no he colaborado en el atentado. Yo no me alegro del atentado. Yo no recomiendo ni ensalzo el atentado. Pero el atentado está aquí y lo estudio para obtener lecciones, para descubrir las causas, para evitar atentados futuros. Esta serenidad está ausente en quienes me atacan. Francamente no esperaba esto de la proverbial ecuanimidad de «El País», que ha empleado un tono de burla grandilocuente que le hace más daño que bien.
ETA, todo el mundo sabe, está en guerra contra el sistema, después de una tregua que concedió en las elecciones con la esperanza de un cambio político. Según su criterio, no se produjo el cambio esperado. Está, pues, en guerra y mata.
El señor Mateu Cánovas participó en un sistema que alargó tres años de guerra con cuarenta años de victoria, durante los cuales hubo una represión similar a la de la guerra. Es natural que aplicara una gran violencia.
El señor Truman estaba en guerra con Japón y descargó dos bombas atómicas sobre objetivos indiscriminados densamente poblados.
Los nazis estaban en guerra y aplicaban la violencia en unos campos de exterminio.
¿Es apología del terrorismo comparar los millones de muertos en los campos de concentración, los cuarenta mil muertos y cuarenta mil heridos de Nagasaki, los ochenta mil muertos y ciento treinta mil heridos de Hiroshima, los miles de años de prisión con todas las sus consecuencias, incluso mortales, dictadas en los sumarios del TOP desde 1963 hasta 1977 –2382 sumarios enviados en 1974, 4.317 en 1975, 4.927 en 1976, más de ciento cincuenta años de prisión sólo a los encausados en e! Proceso 1.001– y las muertes ocasionadas por la ETA?
ETA no quería la amnistía, yo sí. Yo no mato. ETA sí.
La dictadura mental reinante impide hablar de cosas tan claras como ésta.
Lluís M. Xirinacs.