Al servicio de este pueblo.
Avui. Domingo, 19 de Noviembre de 1978. Página 6.
Asturias.
Puesto a defender las nacionalidades en el debate constitucional, se me ocurrió sorprender al enemigo por un flanco insospechado. Todos esperaban la gran defensa de Cataluña y, en cambio, después de hacer una rápida exposición de las diferentes nacionalidades del Estado, incluida Cataluña, me entretuve en explicar las características económicas, históricas, jurídicas, geográficas, lingüísticas, literarias, étnicas y políticas de la más pequeña de todas las nacionalidades, Asturias, con poco más de un millón de habitantes.
Yo mismo ignoraba la existencia de estas características nacionales tan acusadas. Y fue una excelente entrevista del AVUI, a toda página, hecha a los asturianos Nando Garay y Xosé Gago, miembros del Conceyu Cultural Asturianu de Cataluña, la que me ha informado.
Inmediatamente después de la defensa de Asturias en el Senado, me llegan sendos telegramas del Conceyu Bable y del Conceyu Nacional Astur agradeciendo mi intervención. El Conceyu Bable me invitó a dar una conferencia sobre «Los pueblos y las culturas en España» a Uvieu (Oviedo). Ninguno de los parlamentarios asturianos no defiende la nacionalidad asturiana. Los más osados defienden un tímido regionalismo. El idioma propio del país, el bable, no encuentra ningún representante elegido el 15 de Junio que lo promocione. Sin embargo, la conferencia-coloquio fue una sorpresa. El aula elegida en la Facultad de Derecho de la Universidad estaba llena a rebosar. Más gente fuera que dentro. Hubo que trasladarse en el aula magna. También quedó más gente fuera que dentro.
Sobretodo gente joven. Quieren rehacer su país y no encuentran quien les ayude entre los representantes políticos. Aman la tierra, la tradición y el futuro con locura. No quieren ser la cuna de España. Según ellos, esto es una manipulación españolista.
Me enseñaron el museo arqueológico perfectamente montado, los mejores monumentos, como el palacio de los reyes de Asturias de Santa María del Naranco. Bailé a la una de la noche en una plaza del casco antiguo la «danza prima», vieja danza de los asturianos, que se parece a nuestra sardana.
También el bable a ratos me suena a catalán. Los finales plurales en «es» me desconciertan: las «faves» («habas»). Te parece que estás en Lleida.
Pueblo maravilloso, ojos despiertos de juventud. Ansia de sobrevivir, de recuperar la propia identidad. Mineros de cara pálida y constitución física fornida que quieren ser asturianos, que también gritan: «¡Somos una nación!».
Lluís M. Xirinacs.