Al servicio de este pueblo.
Avui. Martes, 14 de Noviembre de 1978. Página 6.
Eslogan: no es buena, pero se puede cambiar.
Mucha de la gente política que votará sí a la Constitución reconoce que el texto no es lo que querían. No han podido obtener nada mejor. Hay que conformarse. Por lo menos, se ha procurado dejar puertas abiertas. Muchos aspectos se podrán mejorar a la hora de redactar las leyes orgánicas o normales que desarrollen los artículos constitucionales deficientes. «Votad mi partido y veréis como mejora la cosa».
Es evidente que si la Constitución es como es –quiero decir, es de UCD– no será fácil que lleguen al poder partidos más progresistas. Y recordemos la experiencia de ciertos países en los que cuando los socialistas llegaron al poder o bien se han vuelto más conservadores que sus atencessors o han sido desbancados. Allende de Chile, por anticonstitucional. Soares de Portugual, en virtud de un artículo antidemocrático de la Constitución que permite al jefe de Estado ignorar los resultados electorales a la hora de hacer o deshacer presidente de gobierno.
Pero la puerta abierta más aludida por la gente del sí es el título décimo «de la Reforma Constitucional». La misma Constitución –dicen– prevé su propia reforma. Ya la iremos cambiando a medida que se consolide la democracia. Lo que ahora no es posible, lo será más adelante.
Sin embargo el título décimo es, también, muy problemático.
1. No sé por qué narices los ciudadanos, que tienen potestad de iniciativa legislativa en el artículo 87, ahora en el artículo 166 restan privados. Es una repugnante recorte a la soberanía popular.
2. Las reformas normales deben menester tres quintas partes de los parlamentarios o, en caso de dificultad, dos tercios del Congreso además de la mayoría absoluta de un Senado que está configurado en la Constitución de la forma más conservadora posible. Difícil se convertirá toda reforma. 3. Pero donde resultará casi imposible la reforma es en los puntos más fundamentales: nacionalidades, patria, autodeterminación, lengua oficial, militares, derechos humanos, monarquía. Hace falta a) aprobación por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras; b) disolución de las dos Cámaras; c) nuevas elecciones generales; d) aprobación por dos tercios de las nuevas dos Cámaras; e) referéndum popular.
Como decía un amigo en un mitin: «Todo está atado y bien atado». El título de la reforma constitucional parece una puerta abierta pintada en una pared.
Lluís M. Xirinacs.