Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 4 de Noviembre de 1978. Página 5.
A Joan Mauri Gual.
Escribe, usted, una carta (2-11-1978) a la «Bústia» («Buzón») del AVUI y me pide que me defina contra esta riada de muertes violentas que se abate sobre el Estado español. Dice que soy enemigo de la violencia. Y esto es tan notorio que no es necesario que ante cada una de estas trágicas muertes de cada día yo me tenga que definir haciendo declaraciones de enérgica repulsa.
En el cuerpo humano mueren continuamente muchas células por razón de nuestra mala conducta general. Si bebes demasiado alcohol se te mueren células del hígado. Si abusas de dormir poco se te mueren las del cerebro. Tú no matas estas células una a una. Pero pones unas condiciones que llevan a estas muertes.
En la sociedad pasa igual. Una serie de injusticias de tipo general, sin ser la causa directa de las muertes violentas que comentamos, es la causa profunda e inexorable. Y resulta mucho menos infantil el pataleo de quienes llaman «no más muertos» o «no al terrorismo». Y dejan intactas las causas profundas.
Quizá la causa más importante de las muertes violentas en nuestro país es la loca injusticia que representa tanto y tanto capital concentrado en poquísimas manos y protegido drásticamente lejos del control del pueblo.
Esto miedo ta unas desigualdades indignantes de muchos tipos: individuales, nacionales, de clase, de sexo, de oportunidades, de educación, etc.
Para mantener la desigualdad hay que matar, porque la no-violencia no vale para mantener la injusticia. Para recuperar la igualdad hay que matar, si no se quiere seguir los caminos de la no-violencia.
Cuando estuve años y años pidiendo la amnistía política, pedía la vera reconciliación. No vino. La falsa reconciliación que ahora tenemos es un consenso en el que opresores y oprimidos (no todos) dicen que sí al mantenimiento de la desigualdad y así parece que quedan todos contentos.
Continuarán las muertes inexorablemente. La extrema izquierda continuará matando. Los nacionalistas continuarán matando. La extrema derecha continuará matando. El extremo centro continuará matando. Las Centrales de Inteligencia continuarán matando. Los marginados incultos, miserables, desesperados, encolerizados, continuarán matando.
Esta sociedad moderna es muy vulnerable, señor Mauri. O nos repartimos todos un poco mejor el pastel o continuará la danza de la muerte. Si quienes se quejan –como niños rebeldes– de las muertes violentas son personas bien situadas como usted o yo o el PNV o el PC o el PSOE o la UCD o AP continuará la danza de muerte.
Y quizás este degoteo de muertos llegará a transformarse en guerra abierta.
Lluís M. Xirinacs.