Al servicio de este pueblo.
Avui. Miércoles, 25 de Octubre de 1978. Página 5.
Tortura siempre.
Después de unas leyes que siempre han perseguido los delitos de lesiones físicas y extorsiones morales, tras una ley expresa contra la tortura aprobada recientemente en el Parlamento, después de que en la nueva Constitución se reconoce que «todos tienen derecho a la integridad física y moral y que en ningún caso podrán ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes» (artículo 15), todavía nos llegan testimonios de torturas horribles.
Alguna referencia ya ha salido en los periódicos del caso de Josep Lluís Delpech Valero, obrero mecánico, dieciocho años, que no pertenecía a ningún partido político y era un cristiano activo y militante en la parroquia de Sant Josep de Hospitalet de Llobregat. Asistió a la sesión necrológica celebrada en este templo el martes 19 de Septiembre por las víctimas barcelonesas de la fiesta del Once de Septiembre de 1977 y 1978. Después participó en la manifestación subsiguiente.
La policía gubernativa lo detuvo y, según se ha denunciado en el juzgado de L'Hospitalet, en la comisaría fue maltratado en grado extremo. Hubo que llevarlo al dispensario de Perecamps. Le habían estirado el pelo fuertemente. Tenía las manos muy hinchadas por las esposas. El cuerpo marcado. Y el maxilar inferior con dos fracturas hechas a patadas. Su estado de ánimo, deplorable. Sufría un trauma psíquico profundo.
Él habló en comisaría de las fuerzas de ocupación. Educado en castellano y descubierta la manipulación educativa, hacía tiempo que aprendía y hablaba el catalán. No quería hacer el servicio militar para no colaborar en la ocupación de Cataluña. «Cuando me pegaban, no me pegaban a mí, pegaban a Cataluña».
Ahora está en la enfermería de la Modelo de Barcelona. El sacerdote Leandre Gassó Ubach de su parroquia y el abogado Marc Palmés luchan para obtener la libertad provisional, pero en vano. Nadie le quita los cincuenta o sesenta días de prisión con el maxilar atado para que se le suelde antes de salir a la calle. La denuncia también ha sido desestimada. La policía ha dicho al juez que las fracturas se las hizo él mismo tirándose violentamente al suelo.
En una enmienda constitucional pedí que el detenido pasara directamente al juzgado, sin tocar comisaría. Era la única manera práctica de evitar las torturas sin testigos de todas las comisarías del mundo. En la comisión: ningún voto a favor, Pedrol Rius en contra y abstención de todos los demás. En el pleno: siete vascos a favor, ciento cincuenta y dos de UCD, socialistas e independientes en contra y veintinueve abstenciones de progresistas y catalanes.
La tortura continúa.
Por lo menos, ¿dejaréis en libertad provisional esta nueva víctima?
Lluís M. Xirinacs.