Al servicio de este pueblo.
Avui. Viernes, 20 de Octubre de 1978. Página 5.
Doble imposición en Cataluña.
No soy economista. Estoy preocupado por la financiación de las autonomías. Tarradellas dijo, cuando fue a Madrid, que no iba a pedir dinero. Cuando el senador Ballarín Marcial preguntó a Josep Benet en el club Siglo XXI de Madrid si los catalanes pedíamos conciertos económicos como los vascos, Benet dijo que no. Y ciertamente los vascos no fueron ayudados por los catalanes de la Entesa, en el Senado, a la hora de defender los conciertos económicos, ni la Entesa no presentó ninguna enmienda en este sentido.
Ahora se habla de que, tanto según la Constitución como según ei proyecto de Estatuto de Cataluña, la financiación de nuestra autonomía vendrá por la vía de la doble imposición. Esto lleva a convertir Cataluña en un infierno fiscal, de donde los capitales huirán como de la peste. Inversión menor o negativa provocará aumento del paro. Y la gente que había emigrado a Cataluña deberá volver a emigrar por segunda vez.
Será un nuevo trágico sufrimiento humano. Ojalá que fuera la última vez y de un de golpe para todos que la distribución de las inversiones y, por tanto, del trabajo quedara definitivamente racionalizada en España. Pero no parece que las cosas vayan así.
El Estado se ha reservado la soberanía tributaria. En 1977 sacó de Cataluña ochenta mil millones de pesetas, que no devolvió. Los servicios sociales en Cataluña están por los suelos. La calidad de la vida del mundo obrero no puede ser más baja. Todo seguirá igual y, además, ¿aumentarán los tributos? UCD y PSOE están de acuerdo con la doble imposición: es un castigo más al desarrollo de Cataluña, uno por razones capitalistas, el otro por razones socialistas quieren una España fuerte y una Cataluña frenada. CDC es contraria a la doble imposición. El capital nacionalista catalán trataba de separarse y oponerse al español. Con la doble tributación pierde todas sus posibilidades de fortalecerse. El PSUC duda. Y ciertamente hay para dudar. Es una medida buena para corregir desequilibrios regionales. Pero es una nueva fuente de sufrimientos de la clase obrera y una nueva dificultad para alcanzar las libertades nacionales catalanas.
¿Qué dicen los expertos en economía? ¿Cuál de las dos razones tiene más fuerza en este caso de la doble tributación?
Lluís M. Xirinacs.