Al servicio de este pueblo.
Avui. Miércoles, 18 de Octubre de 1978. Página 5.
«Chantaje» a un diputado.
Pasado mañana se estrena en el Cinerarna Florida de Barcelona, la película El diputado, de Eloy de la Iglesia. Soy muy despistado e inculto en las cosas del cine. Había recibido un telegrama, firmado por J. A Pérez Giner, con la invitación a una sesión privada y exclusiva para senadores y diputados catalanes. En el telegrama no figuraba el nombre del director y guionista, ni ningún otro nombre aparte de la firma.
Fui a ver la película. No hubo ningún otro diputado ni senador. Sorpresa. Insinué de dejar correr la sesión. Insistieron director y productores en pasar la película. Además querían ver cómo había quedado el doblaje.
Me explicaron previamente que se trata de un diputado de un partido indeterminado de izquierda, que tiene inclinaciones homosexuales. La extrema derecha juega con esta «debilidad social» para impedir que este hombre sea secretario general de su partido en el congreso que cierra la película.
La vimos. Había algún fotógrafo y algún periodista.
Es un filme, a mi juicio, de gran público. Pero la censura estatal le pone una «S». Explica las cosas que pasan, pero que se disimulan. Cosas que pasan cada vez más, pero que se continúa disimulando. Toca temas importantes como el matrimonio, la homosexualidad, la libertad sexual, sexualidad y política, política de derechas y política de izquierdas, el mundo del «lumpen», los jóvenes marginados, su relación con la política, la droga menor, su extensión, aun entre los políticos de izquierda.
Los protagonistas miran admirablemente de liberarse de las contradicciones que los ahogan y que hacen imposible tanto el amor como la emancipación de clase.
Película crítica, atrevida, actual. Se ven nuestras elecciones, nuestras manifestaciones, nuestras Cortes, nuestros líderes políticos de hoy.
¿Por qué no vino ni un solo diputado ni ningún otro senador además de yo?
Lluís M. Xirinacs.