Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 14 de Octubre de 1978. Página 6.
UCD y PSOE se burlan de la Entesa.
Jordi Rubió i Lois en el »AVUI» de ayer hace unas preguntas a propósito de nuestro patrimonio cultural en relación con la nueva Constitución. Las cosas fueron así:
1. En la Comisión, Ricardo de la Cierva, rompiendo el consenso, introduce un nuevo artículo donde se afirma la competencia del Estado «en la protección y fomento del patrimonio cultural común y en la comunicación cultural entre todas las comunidades autónomas» y, a tal fin, dice, «podrá establecer en en todo el territorio las instituciones educativas y culturales pertinentes».
Votaron a favor quince de UCD y grupos independientes, en contra siete socialistas y de la Entesa y se abstuvieron dos progresistas y el vasco, que debía estar distraído.
2. En el pleno, después de ciertas negociaciones, ganó la enmienda de Entesa dels Catalans. En un término medio entre la supresión y la aceptación de la enmienda de La Cierva. El Estado considerará el servicio de la cultura como deber y su atribución esencial y, por tanto, facilitará la comunicación entre las comunidades autónomas. Desaparece la potestad de establecer en todo el territorio las instituciones educativas y culturales pertinentes.
Votaron prácticamente todos a favor: ciento sesenta y uno. Sólo hubo cuatro abstenciones y ningún voto en contra. Yo hubiera votado en contra, por gusto, pues creo que si algo pertenece a las comunidades autónomas es la cultura. Pero por deferencia a los catalanes de la Entesa, me abstuve.
3. Pero, como muy bien dice Jordi Rubió, un rato antes había pasado casi desapercibido algo muy grave.
El senador Sánchez Agesta había presentado a la Comisión una enmienda que reservaba al Estado museos, bibliotecas, archivos y patrimonio artístico y monumental dependiente del Estado. En la comisión fue rechazada por once votos en contra de catalanes, socialistas, vascos y algunos de UCD, diez votos de UCD y de los progresistas a favor y cuatro abstenciones de UCD. Como se puede ver, los de UCD desmenuzaron sus votos.
Pero en el pleno, con una forma endurecida –«de interés para todo el Estado» en vez de «dependiente del Estado»– se juntaron UCD y los socialistas y obtuvieron ciento cuarenta y dos votos a favor. La Entesa, supongo que distraída, se abstuvo. Las abstenciones sumaron veintiún votos. Los votos en contra, entre los que estaba el mío, fueron sólo tres. Me indigné.
¿Por qué Entesa no votó en contra? ¿Por qué la Entesa, después, al defender su enmienda alabó tanto de la Cierva y UCD que le acababan de tomar el pelo? A la mañana hablé con un senador de este grupo, especializado en estos temas. Me respondió: «Sí, esta mañana lo he leído en los periódicos y me estiraba de los pelos».
Se evitó, es cierto, la mención de las instituciones educativas, pero el patrimonio cultural, que de alguna manera íbamos a recuperar con la enmienda de la Entesa, ya nos lo habían quitado antes con la enmienda de Sánchez Agesta. Una auténtica tomadura de pelo.
Lluís M. Xirinacs.