Al servicio de este pueblo.
Avui. Jueves, 5 de Octubre de 1978. Página 7.
«Escalofrío».
No es la película, no. Es la realidad.
Excusadme lo escrito por el título en castellano.
La película homónima también se anuncia en castellano. Y, traidoramente, quería aprovecharme del reclamo de este título.
¿No habéis pensado que la realidad es más inverosímil que las películas? He estado recibiendo estas últimas semanas unas comunicaciones muy precisas de la International Communication Agency Press Section, que me llegan de la embajada de Estados Unidos. Me han contado hasta el último detalle la reunión de Begin, Sadat y Carter en Camp David para conseguir un tratado de paz. Desde las peticiones patéticas a los creyentes de todo el mundo de oraciones por la paz, hasta el color del vestido de los tres grandes políticos. Y se llega a un tratado de paz.
Pero la revista quincenal «Afrique-Asie» de París nos habla, en su número del 29-9-1978, de unos acuerdos secretos bilaterales pactados en Camp David entre los dos líderes políticos opuestos y el mediador, Jimmy Carter, entusiasmado por los derechos humanos y acreedor, según algunos, el Premio Nobel de la Paz, porque ha alcanzado estos acuerdos tan importantes para la pacificación del polvorín de Oriente Medio.
No sé si serán verdad o no estos acuerdos secretos. Sólo menciono tres:
- Entre los norteamericanos e israelíes: «Colaboración mutua para eliminar los elementos más radicales de la Organización para la Liberación de Palestina».
- Entre israelíes y egipcios: «El Cairo ayudará Israel a descubrir bases terroristas. Cooperación entre los servicios secretos de los dos países para obtener informaciones que interesan a la seguridad mutua».
- Entre egipcios y estadounidenses: «Ayuda estadounidense para crear conflictos entre países árabes y aliviar así la presión de estos países sobre Sadat».
Repito, no sé si son verdad o no estos acuerdos secretos. Pero la guerra es la guerra y quien tiene demasiados escrúpulos resta tirado en la cuneta de la historia.
Carter es muy amigo de la UCD, ¿No tendrá quizás, también algún acuerdo secreto similar a estos con los que mandan en nuestro país?
Lluís M. Xirinacs.