Al servicio de este pueblo.
Avui. Jueves, 28 de Septiembre de 1978. Página 7.
Enmienda cero.
Y al servicio de los otros pueblos que los destinos históricos obligan hasta hoy a ir juntos en el Estado español, he defendido en el pleno del Senado la primera enmienda y única a la totalidad del proyecto de Constitución española.
Misteriosa enmienda, numerada con el cero, como si se tratara del comandante clandestino de la guerrilla sandinista en la torturada Nicaragua. ¿Por qué no le han puesto el número uno?
No faltaba ningún senador, ni ningún periodista. El público estaba atento. La televisión lo filmaba todo.
El tono de la defensa, sencillito. Sin citas eruditas. Sin romanticismos. Un comentarista madrileño la vio como una vulgar conversación de barbería.
El tema, capital: la cuestión nacional en el Estado español. El reconocimiento franco y sincero de la dignidad de los pueblos oprimidos tan largamente, unos por vía política, otros por vía económica o cultural y otros por las tres vías al mismo tiempo, al final de la ficción política de la nación-Estado impuesta por la fuerza de unos poderosos.
La solución: una confederación voluntaria de las naciones históricas y de los pueblos con empuje nacional que no han podido acceder por causa de la opresión a la plenitud nacional en toda su historia. Todos tratados por igual.
Haciendo el Estado central confederado el papel de suplente provisional en el caso de pueblos no maduros por causa de la opresión sufrida.
La respuesta: muy respetuosa, pero negativa. Ofende grandes intereses de muy poquita gente muy poderosa, que manda en el Congreso y en el Senado porque invirtieron mucho más dinero nadie en la campaña electoral del 15 de junio. Los prospectos, los repartieron a camionadas.
La votación: en contra. Ellos y la oposición prudente que esconde los ideales para consolidar posiciones políticas.
No hablé sólo de Cataluña, hablé de todos. Era un ofrecimiento de hermandad. Ahora se mata gente. Ahora las cárceles no democratizadas vuelven a estar llenas de gente por motivos políticos. Ahora volvemos s tener decretos, leyes y artículos constitucionales de bandidaje y terrorismo como en el tiempo de Franco. Ahora el pueblo se siente de nuevo defraudado. Ahora el capital hace huelga de inversiones y el obrero no tiene trabajo. Ahora desconfiamos unos de otros y nos hacemos la zancadilla. Ahora se confía en la intriga, en los pactos a espaldas del pueblo, en los procedimientos turbios, en la astucia y en la malicia. Ya no se sabe quién vigila quién.
Desde esta enmienda cero pido de todo corazón a los que todavía creen en la fuerza de la honradez, de la democracia, de la transparencia, de la honorabilidad, de la dignidad, de la sencillez, de la solidaridad que no callen, que no se plieguen, que no se reserven, que den un paso adelante y se ofrezcan para luchar en los asuntos colectivos y demostrar que estos valores son más pragmáticos, más eficaces de cara a la paz y aun más rentables económicamente que los otros.
Lluís M. Xirinacs.