Al servicio de este pueblo.
Avui. Martes, 19 de Septiembre de 1978. Página 7.
La legalidad crucificada.
–Lo que no se puede hacer es demagogia.
-Demagògia es mantener a la gente viviendo en barracas mientras hay muchos bloques de pisos sin habitar durante dos años.
–No se puede prometer lo que no se puede dar.
–Lo que no se quiere dar.
Así hablábamos el encargado de los pisos del polígono Vilardell de Terrassa y yo, mientras unas ciento veinte familias ocupaban los pisos vacíos.
Espectáculo emocionante. Me parecía revivir escenas de El Cristo de nuevo crucificado, de Nikos Kazantzakis. Las familias enteras, padres, abuelos, niños. Cargados de muebles, colchones, mantas. De la barraca al bloque de pisos vacíos. Decididos. Pacíficos. Un poco de excitación cuando la policía interviene. Algunas llaves no llegan. La presión de los policías alborota a alguien que rompe cristales.
–Eso es ilegal.
–¿Es legal mantener indefinidamente la gente en barracas y los pisos vacíos?
Me voy hacia Bellpuig d'Urgell a hablar de la Constitución. La gente de Bellpuig, interesadísima, me comió a preguntas. A las doce de la noche todavía me hacen preguntas. Yo tengo el corazón en Terrassa. Sólo pienso en un único artículo de la Constitución: «Todo el mundo tiene derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas adecuadas para hacer efectivo este derecho».
¡Los poderes públicos! Quinientos policías antidisturbios especiales a medianoche, con amenazas de tirarlos por el balcón. Batalla campal. Las puertas de los pisos destrozadas con las culatas. Botes de humo. Balas de fogueo. Y, según algunos, balas de verdad. Heridos. Retenidos.
Había que proteger la propiedad privada con la fuerza pública, después de que fue soportada con el dinero de todos a través del Instituto Estatal de Vivienda.
Ahora, amigos, hay que volver a la barraca con el cuerpo llagado, con los muebles averiados, con el delito de haber atentado a la propiedad ajena a la espalda, con el corazón agrio.
Nunca irán los antidisturbios a espavilar con sus culatas al Instituto Estatal de la Vivienda. Las fuerzas del orden público sólo son atizadas contra el débil. Pero este pobre senador, que como senador se quiere hacer defensor de la legalidad, le dice a vosotros, chabolistas, empleadores de inmuebles: ¡Ustedes son la legalidad! La legalidad crucificada.
Lluís M. Xirinacs.