Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 2 de Septiembre de 1978. Página 5.
Miedo de la conciencia.
Persona y sociedad, he aquí dos polos creadores de realidad humana. Estamos tan inmersos en la moda social que el polo personal ha eclipsado y parece que no exista. En biología diríamos que lo social ahora tiene un carácter dominante y lo personal ahora tiene un carácter recedente. Recedente significa, en biología, escondido, no inexistente. Puede volver a aparecer con toda su fuerza.
En mi enmienda al artículo 15 de la Constitución, donde se habla de la libertad religiosa, de creencias e ideología, presentaba un apartado nuevo que decía: «Se reconoce el derecho a la objeción de conciencia». Me refería no sólo al servicio militar, sino a todo tipo de objeciones de conciencia.
En la defensa intenté hacer ver que la conciencia está influenciada por la sociedad, pero que también es creadora y libre. Está condicionada en parte y en parte ella condiciona la realidad social que le rodea. Todas las originalidades de progreso humano han nacido en una conciencia. Hace falta, pues, proteger el mejor laboratorio de investigación del mundo contra la horrible presión exterior que trata de controlar y dirigir la conciencia del pueblo.
Antes de mi defensa la comisión había votado: dos afirmativos, diecisiete negativos y seis abstenciones. Derrotado. Después de mi defensa, el resultado de la votación fue: tres afirmativos (Martin Retortillo, Villar Arregui y Unzueta Uzcanga), doce negativos (UCD y grupos independientes diestros) y diez abstenciones (grupo mixto, PSOE y Entesa dels Catalans). Creo que ha sido el mejor resultado conseguido. Bien poca cosa por cierto. ¿Por qué la derecha tiene tanto miedo de la conciencia?
Lluís M. Xirinacs.