Al servicio de este pueblo.
Avui. Jueves, 17 de Agosto de 1978. Página 5.
Socialistas rígidos (I).
Fue Martín Toval el más intransigente ante las enmiendas particulares de Audet y mías. Nosotros no pedíamos su adhesión. Él exigía la nuestra.
Pienso que fue una extrapolación de las actitudes mantenidas en el seno del PSC-PSOE y en el seno del grupo socialista del Senado. Es correcto que los militantes de un partido guarden disciplina interior. Pero la Entesa no es un partido.
El grupo socialista del Senado no se negó a ninguna firma de conocimiento de enmiendas constitucionales particulares sencillamente porque no se presentó ningún referente a los puntos del consenso. Estaba prohibido y se obedeció. Si se hubiera presentado alguna, ¿qué habría pasado?
Según mis informaciones, cuando se redactó el reglamento, los socialistas querían reservar exclusivamente a los grupos parlamentarios la potestad de presentar enmiendas. El letrado mayor tuvo que intervenir para recordarles que el derecho a voz, a enmienda y a voto pertenece, en estricta democracia, a cada senador y que quitarle este derecho llevaría a la aprobación de un reglamento del Senado que sería el hazmerreír de Europa.
Una cosa es ser militante y otra senador. Como una cosa es ser militante y otra ser jefe de gobierno de un Estado. El partido puede sancionar a un militante que rompa la disciplina, pero nunca puede retirarle potestades senatoriales. El militante obedece al partido. El senador obedece al electorado. El jefe del partido político del senador puede ponerle una multa económica, puede destituirlo de los cargos políticos internos. No puede negarse una firma de conocimiento. No puede prohibirle la asistencia a los plenos…
Y si esto es así en un grupo parlamentario que coincide con un partido, ¿qué no será en la Entesa, conglomerado heterogéneo de partidos e independientes? Si los socialistas quieren que el Senado sea una Cámara de las nacionalidades y regiones, forzosamente los grupos parlamentarios seguirán todos el criterio de territorialidad. ¿Cómo se compaginará el criterio de aceptar todos los senadores de un territorio con la obsesión de uniformismo ideológico o político? Dentro de cada grupo se impondrá necesariamente la ley de mayorías y minorías. Si la Entesa es un grupo territorial ¿por qué no se aplica ya ahora este criterio como se aplica sin ningún problema al otro grupo territorial, el vasco?
Socialistas, no ahogéis la crítica. No sé quién me veta los artículos en «Mundo Diario». No sé quién me ha hecho imposible la permanencia en la Entesa. Desde que hablo claro, amigo Cruells, no paro de sufrir marginaciones.
Lluís M. Xirinacs.
Nota:
Este artículo continúa con el titulado «Socialistas rígidos (II)», publicado el viernes, 18 de Agosto de 1978.