Al servicio de este pueblo.
Avui. Martes, 15 de Agosto de 1978. Página 5.
Izquierda dialéctica.
Amigo Josep Verde Aldea, ¿por qué no dejáis un margen democrático a la expresión de las minorías parlamentarias? ¿Por qué perpetuar aquella costumbre antidemocrática de considerar tierra calcinada todo lo que no coincide con el juicio del consenso mayoritario? En tu crónica del domingo, sin llamarme, te refieres a mis enmiendas constitucionales: «Planteamientos maximalistas y inencajables en la compleja realidad actual». ¿Sabes que cuando el árbol saca la hoja del año ya lleva en la axila, escondida la hoja del año que viene? ¿Sabes que lo que llamas «actual» tiene muchos niveles de profundidad y que para preparar actualmente un futuro mejor hay a veces de saber pasar por inactual y impolítico? ¿Sabes que mis actitudes, flanqueando por la izquierda las tuyas, quizás las ayudan contra los ataques de la derecha? Tu dogmatismo político es de un simplismo pavoroso. Al afirmar tu posición siempre causan el error de negar la contraria. El mundo, amigo Verde, está lleno de contrarios. Todo es o lucha ciega de contrarios o equilibrio armónico, dinámico y complementario, de contrarios. Tú quieres un universo político monista, dogmático, inerte.
Me extraña que no sepas que los resultados electorales reflejan más los eslóganes de la publicidad que el sentimiento profundo del pueblo. Por eso los contrincantes electorales gastan tanto dinero en influir y tan poco a informar. Ena cada persona hay actualmente una superficie manipulada por la propaganda y un fondo de convicciones. La consulta electoral no es la única consulta posible.
Mira, tú mismo reconoces que el Estado federal socialista es tu ideario, aunque en la superficie te calles. Esto ocurre a millones de personas. Si estuvieran informados del sentido real de estas tres palabras juntas. Pero tú no les informas, sino les haces equivocarse. Está bien pactar. Pero no digas que crees en lo que aceptas por la fuerza de una transacción pragmática. Así impides la hojita del año que viene.
Alguien tiene que decir y defender ahora cosas que quizás ahora serán derrotadas, pero que se preparan lo que tú y una inmensa mayoría del pueblo trabajador desea consciente o inconsciente. Esto es democracia. ¿No crees en el potencial revolucionario de la derrota? ¿No podremos nunca sobrepasar la innegable crisis de la izquierda occidental que, como dice J. A. Gombau, se ve obligada a elegir entre la vía socialdemócrata y el «grupusculismo»?
Y piensa que Cipriano Garcia y tu y otros, con sus comentarios dogmáticos, estáis provocando que vuestros amigos contradictores, pero complementarios, nos encolericemos y seamos enemigos contradictorios ciegos: la guerra. ¿Lo entiendes, amigo?
Lluís M. Xirinacs.