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Dolors Marin Tuyà.
Artículos publicados en la revista Penedès Econòmic.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.
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Publicaciones:
Lluís Maria Xirinacs.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.
Martí Olivella.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.
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Al servicio de este pueblo.
Avui. Jueves, 10 de Agosto de 1978. Página 14.
El papa del consenso.
Entre los primeros cristianos surgieron dos tendencias bien manifiestas, una que intentaba unir la Iglesia judía y la Iglesia cristiana, que ponía en boca de Jesús: «No he venido a abolir la Ley sino a llevarla a cabo» y otra que consideraba la Iglesia cristiana como una novedad estricta, que había aparecido para sustituir la ley de los judíos por la fe en Jesús. Parece que Pedro y Pablo fueron los líderes de estas dos tendencias. Y ha quedado constancia en los Hechos de los Apóstoles de las tensiones y aun las peleas entre Pedro y Pablo. Después la liturgia cristiana siempre presentó juntas las dos figuras para significar la superación de esta contradicción, pero la realidad estructural de la Iglesia enseguida se decantó hacia la solución petrina y más, aún, hacia un mimetismo escandalosamente acusado de la Iglesia judía. Mientras que los cristianos de la novedad evangélica, los paulinos, iban quedando marginados y reducidos, a menudo, en el triste papel de herejes. El caso más sobresaliente fue el del protestantismo, firmemente basado en las doctrinas paulinas.
Fue Juan XXIII el que primero dio un fuerte golpe de timón hacia la izquierda progresista y trató de liberar, ayudado por cristianos eminentes de muchos países, la Iglesia católica del lazo judaizante. Pablo VI se comprometió a seguir este camino. Había sido un cardenal francamente progresista. Pero el servicio de la unidad, que es el trabajo principal de un papa, le encaró a un problema difícil. Dentro de la comunidad cristiana universal pasa como dentro de nuestro Estado español. Coexisten dos tendencias opuestas y en lucha. Durante los quince años de su pontificado ha salvado siempre precariamente la unidad de los cristianos, sin saber resolver la contradicción interna entre la tendencia teocrática aliada a los poderes opresores y alienadores del mundo y la tendencia evangélica aliada con los oprimidos y liberadores del mundo. La suya, como el consenso español, ha sido una unidad pragmática «sui generis» que no ha resuelto nada, pero que de momento ha evitado una ruptura definitiva de la comunidad católica mundial. La cuestión es ir tirando. El nuevo cristianismo, que trata de regresar al de Jesús, ha podido crecer, desarrollarse y expandirse, sin recibir la ya sabida condena que tradicionalmente se le venía encima. Pablo, te estamos agradecidos. Reposa en paz.
Lluís M. Xirinacs.
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