Al servicio de este pueblo.
Avui. Martes, 25 de Julio de 1978. Página 5.
Mercado de esclavos.
Son lejanos ya los días de la amnistía achaparrada. Después de tantas luchas, de tantas huelgas de hambre, de tantas manifestaciones cruentas, el 14 de Octubre del año pasado vino la amnistía. Recortada por los cuatro costados, como todo se va haciendo y aprobando en este país con tal de obtener que nunca sea ni servida ni obedecida la voluntad del pueblo.
Se me prometió –¿lo recuerdas, Josep Benet?–, que en las semanas siguientes ya haríamos más fuerza. No se hizo ni poca ni mucha. Nada. Muchos meses más tarde Carles Martí sacó adelante, no proposiciones de ley o mociones efectivas, sino simples interpelaciones sobre bienes requisados o sobre mutilados de guerra republicanos. Algo se hace en este sentido ampliativo. Algo se ha hecho despenalizando algún leve delito de los que se denominan de la mujer. Y poco más. Ya sabemos como el indulto de los presos sociales ha sido boicoteado con absurdas y peligrosas razones, aun por los parlamentarios de izquierda, mientras en Italia fácilmente se amnistían siete mil presos sociales como quien no hace nada.
Pero es que ni siquiera se amnistía aquel a quien toca según la ley de amnistía aprobada. Els Joglars, en una resolución despiadada, han quedado definitivamente excluidos de la amnistía. ¿Es un latigazo en el rostro de los «pacíficos» catalanes que lo soportan todo sin tocar nunca la metralleta? No puedo decir nada más que eso: estoy indignado. No. No puedo sentirme solidario de una España así, que provoca y provoca hasta que comienza la danza de los muertos, este sentimiento trágico de la vida tan propio de la España castellana y –según Sánchez Albornoz– vascona.
Tampoco se acaba de aplicar nunca la amnistía laboral que también fue aceptada en la ley de amnistía. Especialmente lucidas, en este sentido, aparecen las nuevas dictaduras multinacionales, que bajo la capa de libertad económica vienen a sustituir el franquismo. Motor Ibérica, no acaba de amnistiar. La gran multinacional canadiense que hay detrás no tiene entrañas. Tampoco acaba de amnistiar la multinacional Solvay que ha empujado un grupo de obreros de Martorell a sacar adelante una larga huelga de hambre, como en los tiempos de la resistencia antifranquista.
¿Por qué esta dureza de UCD contra el pueblo, mientras se vende el alma al diablo de las multinacionales con toda dulzura? Ayer nos anunciaban que se venderá la SEAT a la FIAT. Hoy nos dicen que se venderá ENASA a una multinacional americana. «No es abandonismo. Así las empresas irán mejorando».
Ligados de manos y pies, vendidos al mejor postor.
Lluís M. Xirinacs.