Al servicio de este pueblo.
Avui. Jueves, 20 de Julio de 1978. Página 5.
Una gran cruz.
He leído sobrecogido las frases del general Tomás de Liniers y Pidal, jefe del Alto Estado Mayor del ejército español, pronunciadas al condecorar el presidente argentino, Jorge Videla, con la gran cruz española al mérito militar.
Ignoro en nombre de quien fue a la Argentina, en nombre de quien habló y en nombre de quien impuso la condecoración al presidente argentino. En nombre de los pueblos del Estado español, pienso que no. Por lo menos ahora pasamos por unas coordenadas bastante diferentes a las suyas. Él tiene todo el derecho a pensar y hablar como quiera y en nombre propio. No puedo entender que tenga derecho a hablar como ha hablado actuando desde el cargo que ocupa. Es una provocación del mismo estilo de la de Rentería.
«España y Argentina siempre han marchado en línea recta, en auténtica rectitud, como corresponde a unas naciones formadas con un espíritu fundamental arraigado en la religión cristiana, con unos mandamientos mucho más serios y rotundos que lo que puedan ser los derechos humanos hoy día tan en boga».
«Bien tranquila puede estar Argentina de la legitimidad de su empresa. Una empresa en la que han marchado unidos pueblo y ejército».
Actualmente en el Estado español no se piensa así mayoritariamente. Más bien se piensa al revés. Hay una protesta calificada, una rectificación al más alto nivel político. No se pueden manipular las más importantes instituciones del Estado a beneficio de un pensamiento minoritario. O es abuso de cargo o las atribuciones recibidas son abusivas y serán responsable sus superiores jerárquicos.
Personalmente protesto como ciudadano.
Como cristiano también he de protestar. No puedo sentirme vinculado de ninguna manera con una línea de pensamiento y de acción que justifica el envilecimiento, la tortura, la matanza del prójimo cuando éste es oponente político.
Lluís M. Xirinacs.