Al servicio de este pueblo.
Avui. Martes, 11 de Julio de 1978. Página 5.
Procedimiento de urgencia.
La ley está hecha para el hombre y no el hombre para la ley. Cada día se mata gente en Euskadi. Ahora es Navarra la que se pone al rojo vivo. Se está de acuerdo en que conviene más política y no más policía y sin embargo se impone un decreto-ley contra el terrorismo y aumenta la presión policial. Se siembra la discordia a manos llenas. El senador navarro Del Burgo predicando la enemistad entre vascos y navarros. Después más muertos y más heridos. La guerra.
ETA lucha en su tierra contra los ocupantes. ATE es ocupante y lucha en tierra extraña. Se empieza diciendo, como anota Pedrolo, que «El castellano es la lengua oficial, elemento cultural común de todos los españoles». Se esconde que es un elemento impuesto por la fuerza. Se acaba diciendo que Euskadi es España y que, por consiguiente ATE lucha por su propia tierra. Invasión lingüística, invasión ideológica, invasión política, invasión policíaca, invasión militar.
Entre sus reivindicaciones esenciales los vascos quieren policía propia. Belloch, conocedor de aquellas tierras, lo ve difícil por razones jurídicas. Martín Villa le apoya. ¿Por qué para ello no se plantea un decreto-ley de urgencia? Los partidos parlamentarios invierten demasiados cartuchos en manifestaciones en la prensa y por las calles contra el terrorismo y no presionan para que se dé a las naciones un elemental trato de naciones. Que se dejen de fuegos artificiales y que consigan por procedimiento de urgencia: la amnistía, el reconocimiento constitucional al derecho de autodeterminación, la legalización de todos los partidos nacionalistas, la aceptación real de los derechos históricos, fueros, regímenes especiales, conciertos económicos, soberanía tributaria, libertad constitucional de elección de modelo económico, control de las fuerzas del orden público, celebración inmediata de elecciones municipales y de diputaciones.
Hay que hacer política, de otro modo se fomenta el terrorismo de Estado.
Lluís M. Xirinacs.