Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 8 de Julio de 1978. Página 5.
Tu no juegas.
Veo que será difícil y, incluso quizá imposible, que la democracia vaya arraigando de verdad y no se haga escurridiza detrás de una especie de dictadura pluralista de los entendidos en política. No olvidemos que el gobierno de los técnicos es una tecnocracia, y si algo existe en la sociedad que debe ser entrañable y que soslaye los tecnicismos y los politicismos, ésta es la Constitución. Hay que entusiasmar a todo el mundo en torno a la Constitución. Si algo no nos gusta, porque no se puede contentar a todo el mundo, la criticaremos. Si esta cosa que no nos gusta es sustancial, votaremos no. Pero que no se nos denigre. Que no se nos amenace. Que no se nos presione. Que no se nos bombardee con propagandas atontadoras. Que se deje hablar a todos. Hobo en la televisión mucha más libertad de expresión en la campaña electoral del año pasado. Ahora sólo hablan prácticamente los del sí.
Pero lo que puede ahogar o herir la democracia en el tema de la Constitución es marginar de la discusión a todos, fuera de cuatro sabios que pactan decenas de años de vida de millones de personas sin que éstas lo sepan.
Estoy seguro de que si algunos de estos sabios han leído estas palabras ya habrán pensado: testimonialista, minoritario, idealista, radical... Estas cosas, siempre las dicen los mismos. ¿Quienes representan? ¿Se pueden comparar sus votos con los nuestros? Ellos llenan salas de trescientas personas. Nosotros, recintos de treinta mil.
Sin embargo, quien habla en contra de los sabios es el mismo presidente de las Cortes, Hernández Gil. Leo en el AVUI: «Hernández Gil ha reconocido que, debido a la política de consenso, la Constitución corre el peligro de pasar tanto por el Congreso como por el Senado sin ser casi discutida, lo que defraudará tanto los grupos minoritarios como el pueblo en general, que no está al corriente del proceso parlamentario».
Es el presidente de las Cortes. Un hombre que tiene fama de prudentísimo, de discretísimo. Un hombre neutral, respetuoso, extremado del pluralismo.
Democracia es que todo el mundo entre en el juego, para ganar o para perder. Que todos se animen en el campeonato. Nunca irán bien las cosas cuando continuamente se va diciendo: «Tú no juegas», contrariamente al derecho fundamental y constitucional de todos a participar en la gestión de lo público.
Lluís M. Xirinacs.