Al servicio de este pueblo.
Avui. Viernes, 7 de Julio de 1978. Página 5.
Consciencia nacional.
Pierre Vilar, el notable historiador occitano y gran amigo de los catalanes, a lo largo de su fecundo viaje profesional ha sabido evitar la colisión contra la roca de Escila y la caída en el chupador de Caribdis.
La roca de Escila actualmente toma el nombre de estructuralismo y es una forma moderna de mecanismo racionalista. El misterio de la vida, de la subjetividad, de la libertad, de la sorpresa creadora resta mal parada en esta teoría.
El chupador de Caribdis sufre del mal contrario. No hay nada de fijo. Todo cambia en cada momento, según las circunstancias. Cada paso de la historia es una sorpresa. Es difícil hacer ciencia histórica. La historia es una serie de eventos y punto. Esta tendencia hoy toma el nombre de coyunturalismo o factualismo.
Pierre Vilar ve estructuras a diferentes niveles, que se van transformando, que generan estructuras nuevas, que juegan unas con otras dialécticamente.
El martes habló en la Escuela Catalana de verano. Fue emitido a tocar el tema actualmente candente de las naciones. Partió de la existencia espontánea, no programada, de comunidades históricas. Cree que una comunidad se convierte en nación si «ante todo existe el fenómeno de la consciencia». Y añade: «Aunque la conciencia y la voluntad de afirmación nacional provengan de la oposición de intereses (lucha de clases), esto es decisivo».
Yo quisiera hacer ver que, al igual que en el individuo, en la comunidad se dan dos clases diferentes de conciencia y de voluntad: la intuitiva y la racional. Cualquier intelectual, y más si está educado en la cultura francesa, cuna del racionalismo, tiene tendencia a olvidarse de la conciencia y de la voluntad intuitivas, y este tipo de facultad preexiste y trabaja independientemente de la lucha de clases y de la oposición de los intereses de la propia clase. Y, sin embargo, esta conciencia y esta voluntad sociales intuitivas también colaboran dialécticamente a la formación de la nación, a pesar de que esto no lleve a la formulación del Estado correspondiente.
En este sentido, los vascos son nación y no son estado desde hace siglos. También, en este sentido, los Países Catalanes, que formaron en la Edad Media un Estado con Aragón y que internamente mantenían un pluralismo estatal, también eran una nación.
Ahora somos una nación a pesar de que no tengamos un Estado general para los Países Catalanes. El grado de conciencia intuitiva en Valencia, en las Islas Baleares y Pitiusas o el norte de Cataluña es bastante más alto que el grado de conciencia racional. Habría que determinar métodos de prospección en este sentido.
Pierre Vilar y la mayoría de los políticos, inconscientemente, aunque son un poco prisioneros de la idea racionalista francesa de la Nación-Estado, radicalmente incapacitada para determinar científicamente el área comunitaria que constituye una nación, que produjo el absurdo centralismo francés y los absurdos federalismos americanos.
Lluís M. Xirinacs.