Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 1 de Julio de 1978. Página 5.
Programa genético social.
En una gota de agua de cualquier charco de la calle, mirada al microscopio se ven miles de animalitos de una sola célula luchando por sobrevivir en un gran desorden donde el más fuerte margina o devora al más chico. Es la viva imagen de nuestra sociedad liberal, individualista e insolidaria.
En cambio, en cualquier animal superior miles de millones de células conviven en plena armonía. Te pones un bocado de pan en la boca y por una misteriosa ley de distribución, el conocimiento de la que sería la envidia de los socialistas o los comunistas, ese alimento se distribuye por todos los millones de células equitativamente, sin peleas, sin ventajismos, más allá de lo estipulado en el programa conjunto de nuestro cuerpo.
¿Por qué los mismos animales de una célula se pelean en el agua y se solidarizan en el cuerpo de un animal superior? La razón biológica es sencilla. En el primer caso cada animal tiene un programa genético, insertado en los cromosomas de su núcleo, diferentes de los demás. En el segundo caso, todas las células de nuestro cuerpo tienen repetido exactamente el mismo programa. Se trata del programa entero del cuerpo humano. Es un lujo maravilloso que cada unidad tenga y asuma el programa general, del que sólo utilizará la pequeña parte que le toque según su situación anatómica y funcional en el conjunto del cuerpo.
En cada Estado el programa general conjunto es su Constitución. En ellos los diferentes sectores tratan de conjuntarse para evitar la insolidaridad y los choques secos y desordenados. Si cada uno de los ciudadanos del Estado trabaja, conoce y asume la Constitución, en el Estado habrá una armonía social maravillosa. De lo contrario, habrá enfrentamientos lúcidos o ciegos.
Nadie ha inventado todavía la Constitución perfecta, pero la humanidad trabaja desde hace siglos. En nuestro país la gente, después de tantos años sin Constitución democrática, se ha acostumbrado a prescindir de él. Cada uno se cree sabedor de la solución del país. Las críticas salen abundantes, fáciles, parciales, superficiales.
De entrada, antes de criticar esto o aquello, hay que adquirir la visión de conjunto de los problemas sociales y luego, pasar a tratarlos uno por uno. Si todos los ciudadanos conocieran la futura Constitución, al menos eliminaríamos de nuestra sociedad todos los choques secos que ahora suceden y que constituyen el tuétano de la inmensa mayoría de los conflictos sociales: la desinformación y la incomprensión de la problemática de la otra parte en litigio.
Lluís M. Xirinacs.
