Al servicio de este pueblo.
Avui. Viernes, 30 de Junio de 1978. Página 5.
La B-30.
Ya tenemos sobre la mesa la primera gran choque frontal entre el gobierno central y la Generalitat. Hasta ahora, el presidente Tarradellas ha hecho lo posible para dar a las relaciones Madrid-Generalitat un aire optimista, natural y alegre, como si nada hubiera pasado en estos cuarenta años, como si las cosas fueran mejor que en tiempos de la República. Se trata no de reivindicar la libertad de Els Joglars, sino el control general de la libertad de expresión en Cataluña. Se trata, no de obtener la solución de los problemas laborales de la SEAT sino el control general de las condiciones de trabajo en Cataluña. No estamos acostumbrados a esta alta reivindicación de competencias de Estado y muchos se han escandalizado de que Tarradellas no asumiera públicamente los asuntos Joglars y SEAT entre otros.
Esta vez, sin embargo, con el hecho particular de la B-30, la Generalitat se ha atrapado los dedos. Y ha surgido un conflicto concreto entre Cataluña Y Madrid. ¿Volvemos así a los enfrentamientos de los años 30? Parece que a Madrid le conviene. Tiene toda la fuerza. Ganará. Nos presentará ante los otros pueblos como reacios y gruñones.
Pero esta vez el hecho particular afecta a muchos millones de habitantes, prácticamente toda el área metropolitana barcelonesa. Es cierto que habría que deshacer esta conurbación monstruosa. Pero esto no se hace en dos días y mientras tanto la población se ahoga. Habría que librarse del peaje toda la B-30, así como la autopista de la costa hasta Mataró, la autopista de Francia hasta Granollers y la autopista de Valencia hasta Martorell. Si se tratara de Madrid, ya se habría previsto así de entrada. Si no, fijémonos en las dimensiones del municipio madrileño y las comparamos con el estrecho municipio barcelonés.
Siempre he dicho que nuestros políticos, y entre ellos cuento Tarradeilas, negocian bien pero olvidan el apoyo del pueblo organizado y con ello pierden una fuente inmensa de fuerza negociadora. Esta vez la negociación de la gratuidad de la B-30 tiene detrás a la Generalitat en pleno, parece que el gobierno civil, el presidente del área metropolitana y alcalde de Barcelona, los partidos políticos y los protagonistas de la reivindicación que son las asociaciones de vecinos de Barcelona y cercanías. Debate general, negociación serena, manifestación unitaria.
Lo que era un hecho concreto y local se convierte así en un solemne asunto de Estado en el sentido más pleno de la palabra. Esto es Cataluña.
Lluís M. Xirinacs.