Al servicio de este pueblo.
Avui. Jueves, 22 de Junio de 1978. Página 5.
Vilanova de Bellpuig.
¿Recuerdas, amigo Josep Vila, aquellos tiempos pasados, hará siete u ocho años, cuando tu eras rector en Ivorra, en el corazón de la Segarra, yo en Santa Maria del Camí, allí donde la meseta se entra en el fondo de la olla del Anoia? ¿Recuerdas aquellos pioneros del despertar de los agricultores, Òscar y Marga, que abandonaron la gran ciudad el mismo día de su boda y se identificaron con la vida dura e íntegra de los campesinos? ¿Recuerdas aquellos cursillos que organizábamos para elevar el nivel cultural y social de los agricultores? Ivorra era la capital de aquellos esfuerzos. Acudía la gente de Calaf, de Sant Guim, de Torà, de Guissona, de Freixenet, de Castellfollit de Riubregós.
Tú ya no estás en Ivorra. Esta vez te he encontrado en Vilanova de Bellpuig. Pero los de Ivorra todavía dicen que eres su cura. Has enseñado además a cantar a la gente del campo. Y no has parado de ayudarles para tirar adelante.
Ahora parece que ya caminan solos. El áspero tiempo de la siembra resta atrás. La cosecha comienza. El campo madura una vez más. En Cataluña, la reforma agraria se adelantó a otros lugares del Estado español. Hay extensos territorios más allá de la raya de poniente que aún le esperan. En la República ya granó el campo catalán y dió sus frutos. Nuestra campesinado no es un abrigo de caciquismo, como el campesinado gallego, castellano o del norte de Portugal. Los días de la Marcha de la Libertad demostraron como nuestros campesinos entendían la responsabilidad política y social. En todas partes los caminantes fueron acogidos y protegidos de la barbarie de las autoridades. Las elecciones generales también manifestaron la cordura de nuestro campo.
Ahora se necesitan soluciones nuevas y urgentes. En las votaciones a Cámaras Agrarias los agricultores catalanes han demostrado su fuerza de cara al progreso. Quieren sindicalismo y no caciquismo. Se les castiga a verse privados de la asistencia técnica de las Cámaras. En Vilanova de Bellpuig me decían: «A ver si enseguida la Generalidad suple».
Los primeros traspasos de agricultura están sobre la mesa. Entre ellos, el servicio de extensión agraria. ¿No puede, este servicio, encargarse de aquellas prestaciones que las Cámaras boicoteadas por la voluntad soberana de nuestros trabajadores del campo han cesado de asumir en muchos lugares?
Sin embargo, no os desaniméis, agricultores, si tarda un poco la solución. La lucha por la libertad del campo continúa. ¡Buen golpe de hoz, defensores de la tierra, buen golpe de hoz!
Lluís M. Xirinacs.