Al servicio de este pueblo.
Avui. Miércoles, 21 de Junio de 1978. Página 6.
Un rey en China.
La comisión de establecimientos penitenciarios llamó a García Valdés, le escuchó y le dio el apoyo verbal incondicional. Pero no supe ver ninguna ayuda práctica. Hace falta dinero. Hay que acelerar el proyecto de ley de reforma penitenciaria. Hay que cambiar el código penal y otras leyes. Hay que renovar las plantillas de funcionarios. Hace falta el indulto. Mientras tanto, la situación continúa deteriorándose y García Valdés acabará con una dimisión testimonial como la de Victoria Kent.
El otro día cenaba con unos amigos y se me ocurrió, entre plato y plato, abrir dos cartas recibidas en el Senado. Ocupaba, en ambas, más de media página una gran mancha de sangre. Eran cartas de dos presos de El Dueso (Santander). A los amigos aquel entremés sobre la mesa no les hizo gracia.
Ahora tengo otra:
«Soy uno más de los marginados. La mujer, en prisión. Nuestra hija, con los padres de ella. Yo, en busca y captura. Los últimos acontecimientos en las cárceles me hacen temer aún más por la posibilidad de rehacer nuestro futuro. Para distraerte un poco en estos momentos difíciles, escucha esto:
«Cuando reinaba el emperador Yao en China (2356-2255 a. J. C.), estaba con él el maestro Tzu Kao. El emperador cedió sus derechos a Shu y éste a Yii (primer emperador de la primera dinastía). Entonces Tzu Kao volvió al campo. Yii le fue a visitar para averiguar la causa. Tzu Kao le respondió: «Antes, cuando Yao gobernaba el mundo, no utilizaba premios, y el pueblo, él mismo, se estimulaba al bien. No utilizaba castigos y el pueblo temía obrar mal. Hoy, en cambio, su majestad emplea las recompensas y los castigos y el pueblo no es bueno. De ahí ha venido la ruina de la virtud. Los castigos y los suplicios han crecido. Y también vendrán las revueltas futuras. ¿Por qué no os váis, majestad, y no estorbáis más mi trabajo?» Y continuó labrando sin mirarlo».
En aquel tiempo los reyes todavía iban a buscar consejos de labradores.
Lluís M. Xirinacs.