Al servicio de este pueblo.
Avui. Miércoles, 14 de Junio de 1978. Página 6.
Pero, ¿qué quieren los objetores?
Desde el jueves pasado un grupo de trece objetores de conciencia han comenzado un ayuno total de veinte días. Quieren denunciar una situación que, como muchas otras, se alarga demasiado y se puede ir pudriendo: trámites, papeles, detenciones, juicios, amnistías, más papeles, meses y años. El ministerio de Defensa, hace seis meses, ordenó que se garantizara la libertad de los objetores mientras no aprueben las Cortes una ley. Pero parece que no todo el mundo está de acuerdo y siguen habiendo objetores encarcelados.
La democracia debe reconocer un derecho humano básico. Pero en la Constitución acaban de recortarlo: la objeción será tan sólo una simple excepción más del servicio militar. El viernes, en la mesa redonda los capuchinos de Sarrià, con los dos noviolentos franceses J. P. Muller y el ex-general Jacques de la Bollardière, planteábamos la necesidad de que cada persona, cada barrio, cada ciudad, todo el pueblo debe asumir su propia defensa. Dejarla en manos de unos profesionales es enajenar las propias responsabilidades. Los objetores, con el rechazo del servicio militar, denuncian esta irresponsabilidad personal y colectiva. Es un primer paso: el servicio civil puede ser un medio para que el pueblo asuma sus propios servicios y organice su propia defensa, con sus medios: la defensa civil sin armas. no violenta. Este paso no será fácil. El poder debe reconocer un derecho que lo cuestiona. Como decía J. M. Muller: la objeción es el medio del ciudadano responsable para oponerse y combatir la opresión y el abuso del poder. No colaborar con la estructura opresiva, crear alternativas reales y concretas.
Hasta ahora son pocos, una minoría. Y así se pretenderá que continúen: ¿querrán limitar con un tribunal los motivos para objetar, y así controlarlos? ¿Se intentará reducir el ejercicio al derecho de objeción a un determinado momento, antes del servicio militar y en tiempo de paz? ¿Se intentará quizás un control militarizado? ¿Se limitarán derechos civiles de expresión y de asociación? ¿Los servicios civiles se convertirán en un medio de la administración para obtener mano de obra barata? ¿Se olvidan los sectores no productivos de marginación para hacer el servicio civil? ¿Se querrá enviar forzosamente los objetores a hacer el servicio civil fuera de su propia tierra? ¿Se querrá discriminar las opciones de los jóvenes aumentando fuertemente el tiempo de servicio civil sobre el del servicio militar? ¿Se olvidan los esfuerzos de los objetores que desde hace ya un par de años trabajan desinteresadamente en servicios civiles populares por su cuenta, en contacto con asociaciones y entidades? ¿Se continuará castigando por vía militar y con fuertes penas de cárcel a los objetores que no sean aceptados o no acepten ellos de hacer un servicio civil estatal?
Estos interrogantes son los que se hacen los objetores, y los encaran públicamente. Ayunando, esperan una respuesta, del gobierno, de las fuerzas políticas y de cada ciudadano. Están en la parroquia de Sant Joan de Mata, en Sant Andreu, en la plaza Mossèn Clapés. Esperamos diálogo y solidaridad con todos los que quieran. Defendiendo este derecho empezamos a autodefendernos.
Lluís M. Xirinacs.