Al servicio de este pueblo.
Avui. Martes, 6 de Junio de 1978. Página 7.
Manresanos inquietos.
Querían en Manresa desde hace tiempo que les fuese a hablar de «La participació del poble en la democràcia» («La participación del pueblo en la democracia»). Casi el título parece un chiste para hacer reír. El pueblo, el «demos» en griego, es el mismo centro de la democracia. Pero el mundo es tan lleno de democracias sin el pueblo que ahora que parece que vamos a entrar hay que informar al pueblo de este papel de protagonista que le toca representar.
No tenía otro día que domingo. Y fue a las ocho de la tarde. Mala hora, pero la sala se llenó del todo y con gente de pie. El tema apasiona.
Sin embargo, no quería hablar de ello. Sólo hoy quería hacer ver a todos y especialmente a los políticos la avidez del pueblo de saber. Como aquellos niños que al salir de la primera infancia demuestran una pasión insaciable de saberlo todo y no se cansan todo el día de hacer preguntas, así nuestra sociedad apenas salida de esta guardería infantil que han sido los cuarenta años de hibernación, ahora quiere saber cómo va todo, quiere saber el porqué de todo. Y si la sociedad en su conjunto pasa de la primera infancia a la segunda, los individuos concretos, los preguntones, de uno en uno, demostraban una madurez mayor en el contenido y la forma de las preguntas, que a menudo se convertían en intervenciones y tomas de posición responsables.
Constitución, lengua, Senado, Congreso, Entesa de los Catalanes, prisiones, Generalitat, Tarradellas, parados, jubilados, corrupción administrativa, economía, partidos, asociaciones de vecinos, anarquismo, no violencia, religión, cristianismo, catolicismo, ejército, elecciones municipales, autodeterminación, etc.
Por primera vez conseguí que el coloquio pudiera alargarse todo lo necesario y que pudieran marchar con toda naturalidad aquellos a los que se les hacía tarde. Bastante más de media sala resistió hasta el final las dos horas de coloquio después de una hora y media transcurrida entre la introducción exquisita de Josep Badia y mi conferencia.
Ojalá que todos los manresanos sintieran las inquietudes sociales de aquellos trescientos y pico que llenaban la sala un domingo por la tarde.
Lluís M. Xirinacs.