Al servicio de este pueblo.
Avui. Miércoles, 17 de Mayo de 1978. Página 5.
Un reino dividido va a la ruina.
Si la UCD no hubiera envenenado la cuestión, se habría podido evitar el enfrentamiento y la división de navarros con navarros.
Vengo de pasar unos días en Iruña, la capital de Navarra. La preautonomía está condicionada a un referéndum o consulta que hay que hacer en el pueblo para ver si quiere o no quiere unirse a Euskadi. Se está desarrollando una gran campaña tanto por parte de los separatistas derechistas como por parte de los unionistas nacionalistas izquierdistas. Los partidos obreros se ven obligados a llevar una duplicidad extraña. En el norte, más unionista, hablarán claramente de la unión y en el sur, que no se siente identificado con Euskadi, no hablarán tanto.
A primera vista parece que esta consulta es un acto democrático, pero hay que distinguir en los pueblos, como en las personas, los dos niveles existentes, uno consciente y otro inconsciente. La conciencia del norte de Navarra es bastante euskalduna. La lengua euskera conservada hace mucho. Justamente la pérdida de la lengua en el sur de Navarra debilita la solidaridad con el nacionalismo vasco. Además, toda Navarra ha disfrutado de algunos privilegios políticos y económicos concedidos desde Madrid durante estos cuarenta años. Los navarros temen que a la larga la unión con Euskadi les puede hacer perder estas ventajas.
Pero la conciencia no llega a motivar mucho más del veinte por ciento de nuestros actos. Wilhelm Reich avisa de que es necesario que los políticos atiendan este ochenta por ciento de motivaciones inconscientes de los pueblos, si quieren gobernar con comodidad. Y el inconsciente colectivo navarro no es españolista. Los navarros se sienten muy ellos precisamente porque son vascos. Ei navarrismo es una forma inconsciente de vasquismo. El problema de la lengua es sólo un aspecto. Toda la idiosincrasia navarra es común a la idiosincrasia vasca. Querer mantener separado lo que la naturaleza espontáneamente tiende a mantener unido es una grave equivocación política. Y hay que añadir que si el navarrismo es blandido por fuerzas oportunistas derechistas para mantener sus privilegios por encima del pueblo, la cosa todavía se pone peor. Tampoco el vasquismo, ni el catalanismo no son responsables de una posible colonización económica de Bilbao o de Barcelona sobre otras tierras, siempre inferior a la ya realizada y que se continuará realizando desde Madrid. Ésta es tarea de la que hacemos responsable la clase capitalista. Es una necedad combatir la propia nación todo confundiéndola con una clase enemiga.
Reflexiones que afectan también a los Países Catalanes.
Lluís M. Xirinacs.