Al servicio de este pueblo.
Avui. Martes, 16 de Mayo de 1978. Página 6.
Pueblo informado nunca será estafado.
Mao Tse-tung decía que el ejército rojo no necesitaba servicio de espionaje, porque el pueblo le era aliado y le hacía de informador gratuito. El pueblo está en todas partes. Sirve en los palacios, limpia los ceniceros de los consejos de administración de las empresas más grandes, hace mecanografía en los despachos de los ministros. El pueblo es omnipotente. Sus ojos y sus oídos llegan a los rincones más escondidos.
El otro día decíamos que la información es poder. También se suele decir que el poder y la soberanía vienen del pueblo. Pero las cúspides del poder político y económico se reservan la información y dejan el pueblo debilitado.
M. Bride, premio Nobel de la paz y subsecretario de las Naciones Unidas, nos explica como la inmensa mayoría de las informaciones están controladas por cinco agencias internacionales que las manipulan a su gusto. También sabemos como los canales televisivos son controlados desde los Estados que regulan lo que les conviene que sepa o no sepa el pueblo.
Es evidente que de esta manera, el pueblo no puede ser soberano. Estas prácticas son directamente atentatorias contra el sentido democrático más elemental. Y más si añadimos las actuaciones de los poderosos para impedir la organización del pueblo.
Recuerdo con añoranza los tres primeros años –1971 a 1974– de funcionamiento de la Asamblea de Cataluña. Nos reuníamos delegados de las comarcas y municipios más poblados del país, sindicatos, partidos, grupos profesionales, exiliados, asociaciones variadísimas. Durante las dos primeras horas de asamblea, por turno, cada territorio y cada sector informaba de sus actividades. Eran días de rigurosa clandestinidad y de rigurosa censura de prensa. Y, sin embargo, salíamos de la asamblea mucho más informados que ahora de aquellas cosas que interesan al pueblo. Y al volver a nuestro lugar de origen, reuníamos la gente a la asamblea local o de sector y les transmitíamos toda la información recibida. ¡Aquello era gloria! ¡En aquel tiempo vivíamos mejor!
Lluís M. Xirinacs.