Al servicio de este pueblo.
Avui. Domingo, 14 de Mayo de 1978. Página 8.
¿Nación de naciones?
Llego de visitar las montañas de Lugo, la zona más pobre de la pobre Galicia. Ayer no pude telefonear la crónica habitual porque en aquellos pueblos no hay teléfono. Hay que caminar, según los pueblos, una, dos y tres horas, hasta encontrar uno. Cuando llegué ya era tarde.
Al tocar a Barcelona me encuentro el segundo artículo de la Constitución ya discutido y votado en la comisión constitucional del Congreso. Por primera vez, en la Constitución del Estado español, se menciona el término «nacionalidades». Heribert Barrera y Francisco Letamendia no aceptaron el redactado que hace del Eestado español una nación y una patria.
En el diario gallego, que me han servido en el avión, se hacía decir a Miquel Roca Junyent que España era una nación de naciones. Así justificaba la duplicidad nación española y nacionalidades de España en el mencionado artículo 2, por cuanto por él nación y nacionalidad quieren decir lo mismo.
Para mí también, más o menos, los dos términos quieren decir lo mismo, pero no estoy nada de acuerdo en que ahora España sea una nación de naciones. Los de UCD se han enganchado enseguida. Dicen que equivale al «reino de reinos» de la edad moderna española. Y tratan de hacernos creer que con esta Constitución, «libremente» pactada por los representantes de los diferentes pueblos de la península e islas anexas, ya se puede hablar de España como de una comunidad nacional de orden superior que no niega las naciones «pequeñas» que la componen y que se denominarán nacionalidades para distinguirlas de la grande. También UCD dice que no tiene sentido la autodeterminación porque nunca hubo colonización.
Creo que esto es falso del todo. Pienso que si un día, después de autodeterminarse las naciones, se aviniesen libremente y con igualdad a constituir una España libre, esto todavía sólo sería un Estado. Años o siglos después, con buena avenencia, podrían convertir este Estado español en una auténtica comunidad nacional de orden superior. Entonces se podría hablar de nación de naciones. Ahora hay colonialismo, ocupación por la fuerza, cesión «caritativa» de poderes que se usurpa y negación del derecho a la autodeterminación, incluido en la misma Constitución.
Esto hay que denunciarlo. Si no podemos más, aceptamos menos, pero no podemos ceder en la reivindicación básica de nuestra soberanía, por ahora, mancillada sin contemplaciones.
Lluís M. Xirinacs.