Al servicio de este pueblo.
Avui. Viernes, 28 de Abril de 1978. Página 7.
Democracia municipal.
He quedado muy sorprendido estos días de discusión de la ley de elecciones municipales en el Senado. El grupo parlamentario de Progresistas y Socialistas Independientes del Senado ha estado defendiendo un conjunto de enmiendas al proyecto, todas en la línea de mayor participación del pueblo en las decisiones públicas. Quieren que las minorías inferiores al cinco por ciento de los votos puedan obtener escaños de concejal. Quieren que el ciudadano pueda cambiar nombres en las listas electorales de candidatos. Quieren fijar una fecha de celebración de las elecciones municipales irresponsablemente aplazadas por el gobierno.
Martin Retortillo, aragonés, ha hecho ver que una lista mayoritaria y decisiva en un barrio puede representar menos del cinco por ciento del total del municipio. Defendió los barrios encarnizadamente, tanto los metropolitanos como los rurales.
Villar Arregui, madrileño, ha insistido en que la democracia exige que el ciudadano pueda variar las listas municipales. Defendió las exigencias peculiares de la democracia a este nivel y la promoción de los ciudadanos a las responsabilidades públicas.
Los vascos han defendido también la supresión de la exigencia del cinco por ciento. La Entesa dels Catalans, por boca de Socias Humbert, ha avisado de que las minorías marginadas generarán continuados conflictos de acción directa que se pueden evitar.
UCD ha atacado y ha vencido como siempre. Dice que las listas abiertas llevaron la res publica al caos. Yo pienso que actualmente Alemania Federal tiene listas abiertas donde se puede añadir y quitar nombres y bien que tira adelante. Dice que con las minorías habría en el ayuntamiento instaurado un régimen asambleario. No piensa en nuestro clásico Consejo de Ciento y que, cuando funcionaba, Barcelona no tenía aún los millones de habitantes que tiene hoy. En definitiva, una serie de incongruencias, para justificar el control no democrático de los pueblos.
Es triste que esta vez el PSOE ha hecho un flaco papel defendiendo el bipartidismo en contra de estas propuestas. Y todavía ha afirmado que quiere combinar democracia parlamentaria y democracia directa y que lo que quiere evitar es el caciquismo y la política de campanario. Sencillamente lamentable.
Suerte que los senadores del PSC de la Entesa no han seguido al PSOE sino las propuestas progresistas.
Lluís M. Xirinacs.