Al servicio de este pueblo.
Avui. Domingo, 23 de Abril de 1978. Página 8.
San Jorge era guerrero…
Jordi Maluquer -muchas felicitats- quiere ver en la convocatoria de hoy, Sant Jordi 1978, una invasión pacífica más, como en los otros años. Joya y serenidad, porque, según él no se trata de un acto reivindicativo de una multitud encendida y politizada. «No hay que forzar la exigencia cuando todo anda».
No veo yo muy bien las cosas así. Me parece que no anda todo ni mucho menos. No niego que nuestros políticos y, en especial, el presidente Tarradellas, dedican toda su ciencia negociadora a obtener el autogobierno para Cataluña. Pero el ritmo no es bueno. Las contrapartidas son inaceptables. Los recortes, absurdos. La propaganda demagógica en Madrid contra Cataluña, indignante. El segundo punto del anteproyecto de Constitución que introduce el término «nacionalidades» ha quedado hecho una desgracia. La autodeterminación ha quedado negada de raíz. La enmienda de UCD a la distribución de poderes autonómicos es una vergüenza. La negativa a cedernos la inspección de la educación en Cataluña es una burla. El modo de conceder el catalán en la escuela es un atentado a nuestra lengua. El consejo de guerra para Els Joglars, el rechazo de la denuncia criminal de los abogados, el rechazo de la amnistía para Els Joglars y para el grupo de Alvar Valls es discriminación, arbitrariedad e incumplimiento de los pactos de la Moncloa y de la ley de amnistía. Podría añadir más cosas.
Los de la ETA responden con la fuerza militar. Los del MPAIAC, también. El Polisario, a pesar de tener sentencia de La Haya a favor de su derecho de autodeterminación, no han podido rehuir de montar una guerra.
Sólo los poderosos tratan de hacer creer al pueblo que la política es habilidad dialéctica negociadora. Yo creo que la política es pura fuerza y sus resultados son los derivados de la correlación de fuerzas del momento. Los catalanes no hemos desarrollado la lucha con fuerza militar. Tampoco tenemos suficiente fuerza financiera. Pero tenemos la fuerza de nuestra unión, de la afirmación unitaria que somos una nación, que tenemos derecho a gobernarnos, que queremos tratos de igualdad absoluta con los otros pueblos. Queremos en Madrid un gobierno que refleje la voluntad paritaria de los diferentes territorios del Estado. Queremos la posibilidad de federación del Principado con el Pais Valenciano y las Islas, reflejada en la Constitución. Queremos votar monarquía o república. Y todo esto es vetado por una voluntad no democrática.
Iremos hoy a la plaza de Sant Jaume de Barcelona con serenidad, pero no con alegría. Iremos a manifestar la fuerza de nuestra unión y exigiremos a nuestros negociadores que no la impidan, que la fomenten y que la sepan jugar con más firmeza. Hay que recordar que la otra parte negociadora no tiene talante pactista y necesita más dureza de trato si queremos reconducirla a la democracia.
Lluís M. Xirinacs.