Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 8 de Abril de 1978. Página 5.
Objeción a una Constitución.
Un artículo mío anterior que versaba sobre mi actitud ante la nueva redacción del artículo segundo de la Constitución ha inspirado a Joan Ballester Canals una carta que me ha dirigido en la que me expresa su acuerdo.
Yo había anunciado que si el redactado no elimina la confusión entre patria, nación, nacionalidad, indisolubilidad, unidad, etc., no podría votar a favor y me habría que abstenerme. Él cree que esto es insuficiente. En mi columna decía más. Pedía una actitud unánime de los catalanes.
Ballester piensa que «la única posición que nos corresponde a los catalanes, que sentimos el peso de la opresión como pueblo ocupado, es de no ir a votar cuando el Gobierno pida la aprobación por las urnas».
Ve que las posibilidades son escasas, pero dice que es un acto de conciencia cívica y nacional.
Son difíciles de conjugar el nivel político posibilista y el nivel cívico y nacional que no admite traiciones. Tarradellas, al llegar a Madrid, dijo sin rodeos por la televisión que somos una nación. En cambio, pocos días después, declaró a periodistas extranjeros que no podemos llegar a la independencia. «No nos interesa porque no es posible».
Pero un referéndum constitucional no es un acto de especialistas políticos, sino una consulta a los ciudadanos de las diferentes nacionalidades del Estado. ¿Por qué los políticos no dejan al ciudadano votar a su aire y así podrán conocer y servir mejor a la voluntad popular? ¿No decíamos que es la praxis la que gobierna la política y no a la inversa?
Es cierto que la abstención es una opción llena de dificultades. Se mezcla el abstencionismo desinteresado con el interesado. Sólo una campaña informativa, no activa, de alcance nacional permitida para todos los partidos que libran a sus militantes de la disciplina de voto, podría dar como resultado un abstencionismo significativo de los Países Catalanes. Así lo ha logrado el partido Abako de Lumumba en el Congo ex belga y así obtuvo su liberación.
Aquí, no iría la cosa tan hacia allá, porque en el conjunto del Estado somos minoría los catalanes, pero podría provocar, al menos, una inmediata enmienda de este artículo, según el artículo 80, párrafo 4º, del proyecto de Constitución.
Se ve, pues, la necesidad de abrir camino a un movimiento popular nacional que esté abierto a todo tipo de partidos y grupos sociales que defiendan los mínimos básicos irrenunciables de nuestra catalanidad.
Lluís M. Xirinacs.