Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 4 de Marzo de 1978. Página 11.
El olivo de Vallbona.
Josep Maria Segura i Ferrer, escolapio, está enfermo desde hace cuatro meses en el Hospital de Sant Pau. Finalmente hoy le he podido visitar. Nos hemos emocionado ambos. Le hacía compañía Pilar. A él, lo conozco desde hace veinticinco años. Nunca había hecho vacaciones. Siempre se había estado sacrificando por los demás. Ahora no se convence de constituir una carga.
Hace tiempo que fundó una comunidad de convivencia y de trabajo, cerca de Vallbona de les Monges, en el Urgell. Viven una docena de personas. Pilar es una. En esta comunidad, que se llama l'Oliverda (el Olivo), más de la mitad son deficientes físicos y mentales. No se trata de una institución para deficientes sino de una comunidad horizontal. No hay un grupo de deficientes, sino simplemente personas que conviven sin diferenciar razones sociales. Tienen amigos que simpatizan. Son abiertos al pueblo de Vallbona de donde también reciben ayuda. Trabajan en un huerto, en una granja de conejos y hacen otros trabajos artesanales para ganarse la vida.
La sociedad egoísta expulsa fuera los desechos materiales y humanas, que se acumulan, se corrompen y terminan contaminando la sociedad egoísta que los ha expulsadas. La comunidad solidaria no expulsa nada, sino asume todo lo que nace en su seno y trata de resolver las contradicciones que ella misma genera. Y cuando no las sabe resolver las sabe sufrir.La solución de tanta marginación como hay en nuestro país es que cada barrio, cada pueblo, cada comarca se constituya en comunidad responsable y absorba, al menos, sus propios marginados.
Esto y más hace la Olivera. Absorbe aquellos que no son suyos y los trata como iguales, y llega así a la perfección del respeto y de la eficacia de tratamiento. Ellos no conocían las aportaciones del doctor Laing y, en general, de las corrientes «de antipsiquiatría». Practican, sin saberlo, los métodos más modernos de tratamiento de los deficientes, sin paternalismos y sin tecnicismos.
Les he explicado que, en un hospital inglés de enfermos mentales, la enfermera suministra muchos tranquilizantes a los enfermos para que se estén quietos. Laing ordenó suprimir todos los tranquilizantes y suministrarlos sólo a la enfermera. El resultado fue idéntico: la paz más completa en la sala.
El rechazo que el hombre, que se considera sano y normado, hace del marginado crispa y corrompe el marginado. La acogida del «diferente» por parte de quienes se consideran normales relativiza el propio concepto de normalidad e integra el «diferente» en una comunidad que se hace más rica.
Olivo profético de Vallbona, ojalá que crezcas y te multipliques.
Lluís M. Xirinacs.