Al servicio de este pueblo.
Avui. Martes, 28 de Febrero de 1978. Página 7.
Falta cohesión en el Principado.
En Enero de 1977 decía a los dirigentes de los partidos políticos que en el período de transición de la dictadura a la democracia había que mantener la actuación unitaria de las fuerzas políticas de la oposición de entonces. No negaba, al contrario, afirmaba, la conveniencia de la constitución pública de todos los partidos y de la propaganda que pudieran hacer de su ideología y de su programa. Pero veía necesaria en el período constituyente, que aún no ha terminado, una actuación mancomunada de la derecha, el centro y la izquierda democrática para establecer el campo, las reglas y el árbitro de este juego democrático que estamos iniciando. La frisosa competencia entre los diferentes equipos políticos ya vendría después. En estos momentos resultaba un lujo peligroso para el país. Hablaba de acción unitaria sin fusiones ni confusiones.
No se me hizo caso. Los partidos se lanzaron a jugar sin tener el campo de juego. Las candidaturas del Congreso fueron tan desmenuzadas que los representantes catalanes figuran esparcidos en cinco grupos parlamentarios. Las candidaturas del Senado también fueron desmenuzadas. Sin embargo, se ha logrado una, la Entesa dels Catalans, que reúne todos los senadores electos de Cataluña, con una sola excepción. No representa, sin embargo, más que unos cuantos partidos con exclusión de otros.
Lo que me preocupa es que a pesar de haber logrado el retorno del presidente Tarradellas, pedido por la inmensa mayoría, a pesar de haber logrado el único gobierno de concentración de toda Europa, que refleja ei resultado de las elecciones, a pesar de disfrutar del grupo parlamentario unitario, Entesa dels Catalans por el Senado, estamos divididos y el resultado es que nuestras cosas no van bien.
En estos momentos no nos convienen las divisiones y sin embargo hay un exceso de tensiones entre el presidente y el Consejo, entre diferentes consejeros, entre el presidente y la Entesa dels Catalans, entre los diferentes partidos, entre los partidos y la Entesa y algunos otros etcétera.
No deberíamos perder de vista que, por primera vez después de cuarenta años, pueblo, bases de los partidos, cuadros de los partidos, representantes legislativos, gobierno y presidente, forman las piedras de un solo edificio con cimientos, buenas paredes maestras y tejado con cúpula y todo. Es cierto que no tenemos aún el hábito de ir así todos juntos. La política, en cada nivel del gran edificio social catalán, tiene exigencias diferentes y tenemos que aprender a tener la flexibilidad necesaria para comprender las diferentes actuaciones para saber colaborar en el conjunto.
Hace falta urgentemente un esfuerzo de diálogo entre todos los niveles para conseguir la integración unitaria de todo el conjunto. Después ya haremos competiciones dentro del palacio de deportes de la nueva Cataluña.
Lluís M. Xirinacs.