Al servicio de este pueblo.
Avui. Domingo, 19 de Febrero de 1978. Página 7.
Tierras del Alto Pirineo.
La Entesa ha ido a la Seu de Urgell, en el corazón del Alto Pirineo catalán. Se han reunido las comarcas de los valles montañosos, Pallars Sobirà, Pallars Jussà, Alt Urgell, Cerdanya y el Valle de Aran (comarca occitana incluida en Cataluña). Tampoco ha sido olvidada la presencia del Principado de Andorra. Representan el veinte por ciento del territorio del Principado. Y, sin embargo, se han convertido en las comarcas subdesarrolladas por excelencia. Para ello se han unido por encima de altivas montañas que separan los valles paralelas y ya hace tiempo que trabajan conjuntamente reconstruyendo, de hecho, la novena región de la división territorial del tiempo de la República, con la coletilla, bien justificada, de la Cerdanya.
Ha sido maravillosa la información suministrada por los asistentes a la mesa redonda con los partidos, los independientes y los grupos de las cinco comarcas mancomunadas. Muchas informaciones. Muchas intervenciones. Cada uno ha hablado con una gran precisión de lo que conocía. Cada uno desde su lugar. Es considerable el esfuerzo que representa unir la acción con tantas dificultades de comunicación.
He hecho consultas y se me ha asegurado que este tipo de asamblea de las tierras de la Alta Pirineo está formada por gente de todo tipo, gente de partidos y gente independiente, la asamblea popular del alto Pirineo, o de la novena veguería. Su eficacia viene de lejos, de antes de nuestra visita. Y la prueba es que la visita de la Entesa ha sido perfectamente programada y preparada, que se ha confeccionado un dossier cuidadoso, que se ha hecho entrega a los senadores con suficiente anticipación para su estudio y que las intervenciones han sido de una calidad extraordinaria.
El Alto Pirineo está en marcha y sabe a dónde va. Agradecemos la confianza que deposita en nosotros, los senadores. Procuraremos hacer todo lo que esté en nuestras manos para defender sus intereses. Pero me parece que lo más operativo que hay que entender es que el destino de sus tierras está en sus manos, si conserva y fortalece la unión responsable que hoy nos ha enseñado.
Y para el fortalecimiento y la consolidación de su acción conjunta, sería necesario que por debajo de la unión regional surgieran las asambleas a nivel de necesidades comarcales y a nivel de necesidades locales. En los pueblos más oprimidos, les hace falta una unidad más decidida.
¡Tierras del Alto Pirineo, coraje!
Lluís M. Xirinacs.