Al servicio de este pueblo.
Avui. Miércoles, 8 de Febrero de 1978. Página 10.
Inanición.
Cada día el mundo de los marginados toma para mí dimensiones más monstruosas. Pensemos que la población del Estado español roza los cuarenta millones de personas y que, de éstas, siete millones son jubilados, un millón y medio son minusválidos, un millón doscientos mil son parados y todavía queda un largo etcétera no contabilizado de niños abandonados, presos, ex presos rechazados por todos, enfermos crónicos... Más de una cuarta parte de la población está marginada, sólo desde el punto de vista económico. Por razones sociales aún encontraríamos más: madres solteras, homosexuales, prostitutas, gitanos, drogadictos, analfabetos, alcohólicos, etc.
Mallorca no es un país subdesarrollado y el otro día murió un hombre de treinta y cinco años, de pura miseria. Ayer se me presentó un amigo del corazón. Estaba al borde del precipicio. Era poliomielítico. Las piernas no le van. De chico, sus padres se desentendieron de él. Nadie quiere un minusválido. No encuentra trabajo en ninguna parte. Se le calumnia, para que se rompan las relaciones que tiene con una chica que lo ama. No tiene casa. No tiene dinero para comer. Es joven. Quiere suicidarse.
O bien tendrá que resignarse y morir de inanición, sentado al pie de un árbol o bajo el arco de una escalera oscura en cualquier portería de barriada.
Es sólo una historia que tiene vínculos en una de las primeras «provincias» de la lista de renta «per cápita». No es necesario que viajéis por Almería o Cáceres.
No sé cómo terminar esta columna. Los capitales que podrían dar vida en el país continúan huyendo a Suiza y se están sin volver nunca o están aquí quietecito y no invierten. El INI, empresa pública, podría paliar esto creando puestos de trabajo, pero también está en manos de particulares nostálgicos de tiempos pasados y los representantes elegidos por el pueblo no pueden entrar. Sólo reciben unos libros maravillosamente impresos con toda la información de este mastodóntico «holding» aparentemente estatal, con una bonita tarjeta de su director que se pone a nuestra disposición.
Lluís M. Xirinacs.