Al servicio de este pueblo.
Avui. Viernes, 20 de Enero de 1978. Página 5.
Amar las prisiones.
Una mutación importante se va produciendo en los ambientes de las prisiones. El cambio de la dictadura a la democracia en el país se refleja en el mundo penitenciario por un cambio de un sistema represivo a un sistema educativo. La concepción educativa de la tarea penitenciaria está en ascenso. La contraria, disminuye. Pero existe, y hay conflictos continuados tanto a nivel de funcionarios como de presos.
En la situación represiva los funcionarios duros buscaban el apoyo de los presos más antisociales, mafiosos, espías, violentos. Ahora los funcionarios democráticos colaboran con una fracción de presos más sensata, más solidaria y no violenta que, en general, constituye el núcleo central de la COPEL. Antes había guerra perpetua entre funcionarios y presos no domesticables. Ahora se ha iniciado esa colaboración imprescindible para toda tarea educativa. Hay diálogo porque hay interlocutores válidos. Hay, pues, de no romper este inicio de recuperación de unas relaciones constructivas en un terreno tan difícil. Es el momento bueno para atender las reivindicaciones de esta fracción. Quieren aprovechar la entrada en la nueva etapa más democrática para rehacer sus vidas.
Esto lo escribo pensando en tanta población despavorida por el crecimiento de la delincuencia en la calle. Si ahora la sociedad no es generosa con aquellos que tratan de rehabilitarse y de rehabilitar muchos otros compañeros suyos, después se encontrará con las consecuencias del odio y de la frustración acumulados de unas personas que tarde o temprano volverán a salir a la calle y que crearán entonces problemas multiplicados.
Es necesario que la población no se deje engañar por ciertas maniobras de responsables con mentalidad no democrática, que envían a la libertad a los presos más antisociales para desprestigiar esta libertad, mientras retienen y provocan los presos que realmente harían un buen uso de la libertad. Es necesario que la población sepa discernir las declaraciones de los presos sociales de aquellas que provienen de presos antisociales. Antes, el preso modélico era el más servil con las autoridades y el más áspero para con sus compañeros. Ahora aparece, por suerte, una raza nueva de presos responsables y solidarios que deben ser aceptados y atendidos por los funcionarios y las autoridades de prisiones, por las autoridades judiciales, por la fuerza pública y los ciudadanos en general; a los que pido que superen su egoísmo y sepan abrir los brazos ahora a los presos responsables para evitar la agudización de la delincuencia en el futuro que será de nuestros hijos.
Lluís M. Xirinacs.