Al servicio de este pueblo.

Avui. Viernes, 2 de Diciembre de 1977. Página 6.

Nación asesinada.

No he podido obtener ningún ejemplar del «Diario 16» del miércoles, donde, según otros diarios, continuando su campaña de denuncia, este periódico madrileño solicitaba de mí explicaciones por mis palabras pronunciadas el martes en Donostia en el que afirmaba que entendía la lucha de ETA. «Es que Xirinacs entiende la violencia practicada por los bárbaros vascos mientras la rechaza para los civilizados catalanes?».

Yo aprecio a «Diario 16», que más de una vez ha abierto sus páginas a mis necesidades de expresión pública, y le digo que estoy a su disposición por si desea enviarme un periodista para hacerme las preguntas que quiera en nombre del diario. Pero, ya desde ahora, le responderé lo que me pregunta, sin cerrarme a futuras ampliaciones.

Primeramente, creo que Euskadi, como Cataluña, es una nación, no una región. Segundo, creo que toda nación es soberana y tiene derecho a su autodeterminación. Tercero, creo que la autodeterminación que, para mí es sinónimo de independencia, implica libertad de decidir sobre los propios destinos. Separación, y por consiguiente separatismo, es uno de los casos posibles de la autodeterminación, pero, en la autodeterminación, también cabe federación, confederación, unión, etc., mientras sean hechas en libertad. Cuarto, creo que este no es el caso de Euskadi ni de Cataluña, que los años 1938 y 1939 respectivamente fueron ocupadas por la fuerza de las armas y expoliadas de las exiguas autonomías de que gozaban. Y no entramos en otras explicaciones anteriores. Para no alargarnos. Euskadi y Cataluña hace siglos que son dominadas como naciones, contra su voluntad, con un permanente estado de terrorismo institucionalizado. Entiendo por terrorismo institucionalizado impedir por la fuerza el ejercicio, sin rodeos, del derecho de autodeterminación. Este terrorismo es infinitamente más grave que el que se aplica sobre una persona porque afecta a una nación entera. Este gravísimo terrorismo ha disminuido con la desaparición del régimen anterior, pero aún se mantiene actualmente; todavía no nos podemos autodeterminarnos como naciones y ya nos han obligado a votar, desde sus leyes electorales, compromisarios para hacer una constitución que determine lo que se nos quita a las naciones desde el Estado español.

Mi afirmación, tomados estos presupuestos, es muy sencilla: es un dato sociológico que, donde hay terrorismo institucional, por reacción sale el terrorismo de defensa. Y si de una parte se ha matado por arriba y por abajo, por delante y por detrás, se entiende muy bien que un pueblo encolerizado por tanta injusticia se encienda y mate como pueda. Y esto explicaría la violencia, siempre secundaria, que la primaria es del Estado, tanto en Euskadi como en Cataluña.

Si yo me limito a entenderla y no la practico es únicamente porque estoy practicando otro tipo de lucha, muy poco conocida en profundidad pero muy eficaz y que creo que a la larga desplazará la lucha violenta.

Lluís M. Xirinacs.