Al servicio de este pueblo.
Avui. Viernes, 25 de Noviembre de 1977. Página 5.
Representación territorial.
Uno de los problemas principales que arrastraba la Asamblea de Cataluña es la relación entre sus delegados y el peso de representados que los delegan. Es un tema de difícil solución en cualquier asamblea. En la ONU, China, con ochocientos millones de habitantes, tiene un voto igual que Dahomey, que tiene tres millones.
En la futura asamblea popular veo tres puntos a considerar. Primero: si los votos de las delegaciones territoriales son proporcionales a los habitantes del territorio; Segundo: si los votos de las delegaciones territoriales son proporcionales a los participantes en las asambleas de base que les delegan; Tercero: si se da entrada a delegaciones sectoriales no territoriales y con qué criterio, respecto del número de votos.
Sobre el primer punto, y basado en una estadística de población de Banca Catalana de 1974, resultaría una distribución de votos como sigue, dando un voto por cada cincuenta mil habitantes y también por fracción que exceda: Barcelonès, 50; Vallès Oriental, 4; Barcelona, 11; Maresme, 5; Bajo Llobregat, 9. Segunda región (Girona) 8, tercera región (Tarragona) 7, cuarta región (Reus) 4, quinta región (Tortosa) 3, sexta región (Vic) 4, séptima región (Manresa) 6, octava región (Lleida) 6, novena región (Seu d'Urgell) 2. Total 119 votos. Cincuenta por el Barcelonès, de los cuales treinta y siete tocarían al municipio de Barcelona, y sesenta y nueve para el resto del principado. Sin embargo visto el estado embrionario de la posible Asamblea Popular de Cataluña, pienso que sería mejor reservar esta distribución a tiempos futuros de mayor implantación y ahora elegir el punto segundo de una asamblea proporcional a los participantes de las asambleas de base. Para mí esta segunda opción configura, más que una Asamblea Popular del Principado de Cataluña, una especie de comisión gestora de esta Asamblea Popular.
Para racionalizar el número de votos sería necesario que cada delegación presentara una carpeta con el nombre de la asamblea que delega, el nombre y direcciones de los responsables, la cantidad de gente que participa, diferentes asociaciones que la forman, área de implantación y volumen de influencia, organigrama, programa, etc. La Comisión gestora iría determinando el peso cuantitativo que representa realmente cada delegación para concederle un número de votos adecuado. Por ejemplo, un voto por cada cincuenta inscritos.
La presencia de delegaciones sectoriales es de más difícil racionalización. Por eso las asambleas generales como la nuestra suelen limitarse a la presencia de delegados territoriales. Ya hablaremos otro día.
Creo importante hacer un acto decidido de modestia y limitarnos a poner en funcionamiento esta misión gestora de la Asamblea Popular del Principado. Creo también que las diferentes delegaciones, que actualmente participan, sería necesario que se agruparan y asumieran el papel de Comisiones Gestoras de la Asamblea Popular de las circunscripciones más arriba mencionadas. Por ejemplo: independientes de Vilassar de Mar, Montgat y Premià de Mar formarían la gestora del Maresme y como tal gestora participarían en la gestora del Principado. Sarrià, la Sagrera, Esplugues, etc., formarían la gestora del Barcelonès, el grupo del Urgell constituiría la gestora de la región octava de Lleida.
Cada gestora iría promocionando la creación de la asamblea abierta del territorio respectivo. El día que la cosa esté madura ya inauguraríamos la Asamblea Popular del Principado de Cataluña.
Lluís M. Xirinacs.