Al servicio de este pueblo.
Avui. Domingo, 23 de Octubre de 1977. Página 4.
Abrazo entrañable.
Un cúmulo de circunstancias geográficas, climáticas, económicas, culturales, históricas, muy difíciles de concretar, han hecho de nuestro pueblo un pueblo entrañable. Es un pueblo pequeño en extensión Todos estamos al alcance de todos. Nuestros reyes eran, en realidad, unos vulgarcitos condes. Los reyes y el nombre internacional vinieron de Aragón. La arquitectura civil es pequeña y acogedora. La plaza del Rey. El salón del Tinell. El salon de Cent. El patio de los Naranjos. La capilla de San Jorge. Las dos entradas tradicionales de la Casa de la Villa y de la Generalitat.
La poca grandiosidad que tenemos, más bien nos ha venido de fuera. Yo veo la sencillez de nuestro trato, el ir al grano y dejarse de protocolos complicados, un sentido de responsabilidad basado en la palabra dada con eliminación de burocracias inútiles, una poca monta, un ir a medio elástico que puede darnos contrapartidas bien negativas y derivaciones hacia de un provicianismo decadente. Pero somos así. Nuestro talante nos hace difícil la creación de superestructuras políticas de tendencia imperialista y fortalece extraordinariamente las raíces populares. La gente que vive en Cataluña termina amando locamente Cataluña. Porque se hace querer, porque se entrañable. Todos nos sentimos cómodos. Es nuestra casa, una gran casa solariega, un generoso arco románico que nos abraza a todos y nos funde en una comunidad indestructible.
Esta comunidad hoy abre sus brazos para acoger su presidente exiliado durante tantos años. Como dice José M. Orta, «el regreso del presidente de la Generalitat es muy lejos de ser un recepción oficial, protocolaria. Será una fiesta popular, entre otras cosas porque es el pueblo quien se siente protagonista de haber hecho posible el retorno de la Generalitat».
Cuando me presenté a las elecciones, pedía, para ir a Madrid, poder contar con una Cataluña unida que obedecer. Hoy se consuma este deseo. El cuerpo unido de Cataluña hoy ha vuelto a nacer.
Osaría pedir a los quinientos mil amigos que me votaron, que hoy salieran a la calle a esperar nuestro Presidente. Yo voy emocionado.
¡Presidente Josep Tarradellas, después de cuarenta años de exilio, con mi medio millón de votantes y con todo el pueblo de Cataluña, un fuerte abrazo gigantesca y entrañable!
Lluís M. Xirinacs.