Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 15 de Octubre 1977. Página 9.
Eutanasias nacionales.
Las tesis leninistas sobre las nacionalidades son claras y ecuánimes en lo que tienen de positivo. Pero más allá de las tesis, se detectan puntos oscuros. Siempre se mezcla un sabor de economicismo que tiende a minusvalorar los aspectos no económicos. La nación conlleva, por un lado, la existencia de una comunidad de territorio, de idioma y de cultura. Por otra parte se caracteriza por la existencia de unas relaciones económicas determinadas.
Hay que profundizar los dos términos, el étnico y el económico y ver las relaciones mutuas. El elemento étnico -costumbre, idioma, cultura, territorio, etc.- es como las materias primas en un proceso de fabricación y el elemento económico es como el trabajo que se hace sobre las materias primas y que da el producto industrial terminado. También se puede hacer otra comparación. Los hombres no venimos de las patatas qua comemos, venimos de la aportación de nuestros padres en nuestra procreación. Si no hay comida no vivimos, pero nuestra vida concreta y particular no viene de la comida sino de los padres. Dos hombres pueden comer el mismo alimento y son diferentes el uno del otro. Así las naciones no nacen ni vienen de la economía sino del elemento étnico natural. Este elemento es su «código genético» que las caracteriza y las diferencia de las otras naciones. Es lo que define su personalidad propia en el concierto de las naciones del mundo. El elemento económico «alimenta» el elemento étnico. La nación crece o se agranda, enferma o muere según le vayan las relaciones económicas. Pero no nace.
En La Francia liberal ninguna nación oprimida, en los últimos largos treinta años de democracia, no ha logrado una «Generalitat provisional» como acaba de alcanzar el Principado catalán apenas salido de la dictadura. ¿Por qué? Porque en Francia, salvo la nación dominante centralista, ninguna otra nación tiene la pujanza económica que tiene el Principado catalán. Euskadi también tendrá pronto autonomía porque también es rica económicamente.
Pero según la tesis de Lenin, Stalin y Nin, al faltar la consistencia económica propia, cae un elemento esencial de la nación. Entonces aquel país dejaría de ser nación. Y esto es un despropósito.
Occitania, Córcega, Bretaña, etc. son naciones sin grandes oportunidades económicas, son naciones oprimidas, enfermizas, pero son naciones.
De aquí se deduce que el elemento constitucional de la nación es el elemento étnico y el elemento económico es el elemento funcional. Es, pues, absurdo negar la nacionalidad de los Países Catalanes aunque sea una nacionalidad tierna o enferma según se quiera mirar. También diría yo: dejad cinco añitos de libertad democrática Andalucía, dejadle disponer libremente de sus destinos, ni ningún privilegio ni ninguna vejación, democratismo completo, como quería Lenin, y veréis como el genio de su etnia aparece bien definido, lo que ha sido impedido hasta ahora por medio de una opresión económica implacable, mantenida durante quinientos años largos.
¡Así pues, desde la derecha y desde la izquierda, a la hora de hacer mapas de España para la nueva Constitución, más respecto a las naciones! ¡Y si están enfermas, más atención todavía!
Lluís M. Xirinacs.