Al servicio de este pueblo.
Avui. Martes, 11 de Octubre de 1977. Página 6.
Organización social desde la base.
Hoy quiero comentar un artículo de Jordi Borja: «El nuevo Partido de la democracia», aparecido en «Treball» (26-9-1977) a propósito del IV Congreso del PSUC.
Dice: «La transformación democrática y socialista tiene que pasar por las instituciones y los partidos, pero no exclusivamente por ellos. Hay una tercera dimensión: la de las diversas formas de organización social de base. Hay que dejar espacios para que aparezcan nuevos movimientos y nuevas organizaciones sin miedo».
Coincide con los niveles que se determinan en mi propuesta de Asamblea Popular de Cataluña: el nivel de poder popular o de base, la tercera dimensión de Borja y los partidos políticos que hacen de puente entre los dos niveles anteriores. Queda claro que el nivel de base, con sus posibles movimientos y organizaciones, no se puede confundir con los partidos políticos. Me duele la afirmación de Francisco Arbolí del Partit del Treball, en «Avui» (9-10-1977) donde dice, a propósito de la Asamblea Popular de Cataluña, «que en la práctica sería un nuevo partido político, a pesar de lo que se pueda decir en contra». Creo que el compañero está demasiado politizado y no entiende esta área inmensa de la sociedad que designamos con el nombre «base». Creo que resulta trágica la ausencia de un pacto entre los partidos para no devorar, en provecho propio, los movimientos y las organizaciones de base. Las bases son los viveros o los planteles de los partidos. Hay que tratarlos con respeto y delicadeza. Son la Enseñanza General Básica de la política.
Borja también dice: «Las organizaciones de masas (sindicatos, asociaciones de vecinos, etc.) hoy deben tener un carácter representativo de la mayoría.
Por eso es necesario que sean pluralistas en su composición, democráticas en su funcionamiento, eficientes en relación a sus fines específicos. Desarrollar organizaciones y movimientos en todos los niveles de la vida social es hoy una de las tareas más importantes de los comunistas. Los comunistas deben dedicar una gran parte de su esfuerzo, como trabajadores o ciudadanos, a los sindicatos, asociaciones, movimientos, etc. El partido no debe monopolizar la vida política de sus militantes».
Precisas palabras, útiles también para cualquier otro partido que quiera defender intereses populares.
Sólo añadiría que si en el sector obrero sería maravilloso lograr la unidad sindical de Cataluña, en el sector nacional territorial nada sería mejor que una Asamblea Popular de Cataluña, defensora de los intereses conjuntos de nuestro Principado, nutrida de las asambleas comarcales, locales y de barrio, asambleas abiertas, pluralistas, de base, sin aspiraciones electorales y defensora de todos los que viven y trabajan en Cataluña y lo aman. Sería la concreción de un movimiento obrero que es un movimiento de clase.
Lluís M. Xirinacs.